Los Vulgarismos.
El uso de vulgarismos puede ser intencionado cuando quien los utiliza es una persona culta, o bien espontáneo, que es lo propio de personas que carecen de cultura.
Entre los primeros hay que destacar, en primer lugar, los que utilizan ciertas personas o grupos para diferenciarse de otros a quienes consideran diferentes o inferiores.
Tal es el caso del comportamiento lingüístico de las personas que viven en ciudades para diferenciarse de los que lo hacen en pueblos.
Por último, hay que registrar también como vulgarismos intencionales las jergas especiales que utilizan grupos marginales para diferenciarse de la mayoría.
También son vulgarismos intencionados los que con frecuencia utilizan ciertos grupos de jóvenes para distinguirse y diferenciarse en función de una conciencia de superioridad falsa y pretenciosa.
Cabe citar, por su generalización y difusión, los siguientes vulgarismos espontáneos:
1. Suprimir, cambiar y añadir vocales átonas a una palabra. Así es frecuente oír decir:
- paece, por parece
- amoto, por moto
- indición, por inyección
- bujero, por agujero.
2. Alteraciones de diptongos. Es frecuente comprobar cómo un diptongo se reduce a una vocal:
- anque, por aunque
- ventiuno, por veintiuno
- concencia, por conciencia
- pacencia, por paciencia.
3. Desarrollo de la g ante diptongo que empiezan por u:
- güele, por huele
- cacagüete, por cacahuete
- güevo, por huevo.
4. Metátesis o cambio de posición de los fonemas en la palabra:
- cocreta, por croqueta
- Grabiel, por Gabriel
- humadera, por humareda.
5. Empleo del infinitivo por imperativo:
- callar, por callad
- salir, por salid
- callaros, por callaos
- sentaros, por sentaos.
6. Sustituir los sufijos verbales -ar, -er e -ir por -al, -el e -il:
- comel, por comer
- bebel, por beber
- barrel, por barrer.
7. Distorsiones sintácticas:
- Utilizar el condicional por el imperfecto de subjuntivo en las oraciones condicionales: Si yo podría, te ayudaría, en vez de, Si yo pudiera (o pudiese) te ayudaría.
- Usar el plural de los verbos en vez del singular: Debían de haber más de 1000 personas en lugar de Debía de haber más de 1000 personas.
- El empleo de la preposición de después de verbos como decir, opinar, pensar, etc.: Pienso de que... por Pienso que...
- El uso indebido de los pronombres le, la y lo y les, las y los como complemento directo o indirecto. Esto da lugar a los fenómenos llamados leísmo, laísmo y loísmo.
Leísmo: llamamos leísmo al uso incorrecto del pronombre le o les como complemento directo en lugar de lo, la, los y las: No le quiero por No lo quiero.
Dada la extensión del leísmo, la Real Academia Española tolera el uso de le como complemento directo cuando se refiere a personas, pero nunca se debe utilizar esa forma referida a cosas.
Laísmo: consiste en utilizar las formas la, las como complemento indirecto sustituyendo a un nombre femenino: La he comprado una pulsera por Le he comprado una pulsera.
La forma le como complemento indirecto sirve tanto para el masculino como para el femenino.
Por ello, algunas personas suelen utilizar la aplicado a personas en género femenino. El laísmo es un fenómeno no permitido por la Real Academia Española.
Loísmo: consiste en utilizar lo como complemento indirecto en lugar de le: Lo di una bofetada por Le di una bofetada.
- El seseo y el ceceo son fenómenos propios de ciertas variedades dialectales del castellano, como el andaluz, el canario y determinadas hablas del español de América.
- Por último, hay que registrar también como vulgarismo el yeísmo, que consiste en utilizar los fonemas ya, ye, yi, yo, yu por lla, lle, lli, llo y llu. Ejemplo: poyo, en vez de pollo.
Tanto el seseo, como el ceceo y el yeísmo son vulgarismos fonéticos.
Saludos.
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