¿a quién se ama cuando se ama?, ¿a quien ama una mujer?, y ¿por qué se ama a quien se ama?. Tal vez podríamos decir que en el caso de la histeria, condición preponderante en el s*xo femenino, la respuesta esta presente, en niveles más o menos notorios, quizá podamos responder, acertadamente, de la misma manera que a la primera interrogante; al parecer se ama siempre a otra mujer, ya sea a través de un miembro del s*xo femenino o a través de un hombre, como es en el caso de la mayoría de las mujeres, ¿por qué?, porque la mama es siempre la primera elección y su influencia no deja de guiar las posteriores mociones afectivas y s*xual, así entonces podemos hablar de una predeterminación en el sentido de las elecciones de objeto, de uno u otro modo suponemos que nuestro destino esta en cierta medida escrito y mientras más intentemos rehuirlo más estaremos determinados por los presagios de nuestro origen, así podemos decir entonces que el transito de Dora no podía ser otro, era la única forma de sobrellevar su realidad.
Para sostener esto nos ayudaremos de la noción de Narcisismo, la elección objetal por parte de la mujer se hace por esta vía, las mujeres buscan el hombre que las ame como el padre las amo, pero ¿por qué el padre las amo?, ¿cómo se consigue la mirada del padre?, pues respondiendo a la pregunta ¿qué quiere el padre?, y la respuesta es, generalmente, a la mama, aquí se produce la identificación a esta, identificación que fue antecedida por las primeras mociones amorosas, que en la niña se producen como en el varón, vía apuntalamiento. La niña intenta identificarse con la mama para poder atraer la mirada del padre, por lo tanto podemos suponer que la niña al buscar, en otros hombres, un amor como el del padre, en el fondo no busca más que la satisfacción de la propia mama, en ellas.
La pregunta, ¿qué quiere?, qué quiere Dora, el padre o la mama, nos lleva a otro punto interesante y éste es el lugar que ocupa el deseo, que se moviliza a través de los integrantes de la triangulación edípica, el deseo primero fue de la mama, ella deseo al hijo, en este caso hija, algo que consiguió gracias al padre, pero luego el padre se hace portador del deseo, desea a la mama e impide que ésta especie de simbiosis que ocurre entre la mama y su hija perdure, entonces la hija se siente castrada, ya no por no tener pe.ne sino por no tener a la mama, quien se le ha denegado, finalmente se vuelve hacia el padre y en su busqueda de completud realiza el pasaje simbólico y el lugar, que en algún momento ocupo el pe.ne, lo ocupa ahora el hijo, haciéndose así, poseedora del deseo. Esto en Dora se ve dificultado; ¿cómo desear un hijo del padre, si este no lo puede dar?.
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