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Nuestra galaxia contiene unos 200.000 millones de estrellas y, por cada una de ellas, hay tantas otras galaxias en el universo observable. Muchas estrellas tienen sistemas planetarios y algunos estudios concluyen que debe haber 100 trillones de planetas parecidos a la Tierra. Si sólo el 1% de estas exotierras tuviera vida, y de ellas sólo el 1% albergara vida inteligente, habría 10.000 billones de civilizaciones inteligentes en el espacio y, consecuentemente, 100.000 en nuestra galaxia.
De toda la edad del universo, 13.800 millones de años, en la Tierra se ha necesitado 3.500 millones de años para aparecer una especie inteligente: nosotros. Haciendo una regla de tres, otros planetas han podido disponer de mucho más tiempo, y se especula que podría haber mil civilizaciones de tipo III en nuestra galaxia. Atendiendo a este dato, ¿cómo es posible que no hayamos percibido ni rastro de ellas? He aquí la paradoja de Fermi. Nos encontramos ante este fenómeno tan confundidos como cuando creíamos que la Tierra era plana. Hay dos grandes corrientes de solución a esta paradoja: la que cree que no hay inteligente más allá y la que si.
El Gran Filtro. Esta teoría contempla que no hay vida inteligente más allá y por eso no la detectamos. Considera que la existencia de vida inteligente es fruto de una anomalía en la evolución, que hay una barrera que es muy improbable superar y que sólo unas pocas especies pueden dar este salto evolutivo. ¿Dónde está esa barrera? No se sabe. Podría estar detrás de nosotros, es decir, la hemos superado y es muy improbable que alguna forma de vida, al menos lo suficientemente próxima a la Tierra como para saber de ella, la haya superado también. Por tanto, prácticamente estamos solos y solos evolucionaremos a civilización de tipo III. Esta barrera podría ser, mirando hacia atrás, la creación del ADN, el paso de célula procariota a eucariota, la aparición del lenguaje y la comunicación...
Pero podría ser que el Gran Filtro esté por delante de nosotros, lo que significa que es muy improbable que sigamos progresando y alcancemos la civilización de tipo III. Una salida a esta situación es que nos extingamos. Uno de los objetivos de Mars-One, además de aprender a protegerse de la exposición a los rayos cósmicos, dañinos para nuestro ADN, es encontrar rastros de vida. Si encontrásemos vida allí, cuanto más evolucionada estuviera, más probable es que el Gran Filtro esté más adelante en la evolución, porque otras especies han ido progresando en otros lugares. De tal forma, lo más probable es que el Gran Filtro esté por delante de nosotros, lo que reduce la posibilidad de que progresemos.
De estas dos opciones, un personaje de nuestra historia da a entender que el Gran Filtro lo hemos superado. Cuenta que en Marte no se encontró vida, lo que nos da la oportunidad de seguir adelante, a costa de que otras formas de vida no puedan avanzar. Querer que el destino resulte "así", tiene cierto carácter de egocentrismo.
No estamos solos, pero tampoco logramos contactar con nuestros vecinos.
La otra corriente de pensamiento cree que hay otras civilizaciones, incluso más evolucionadas que nosotros. Pero, por diversos motivos, no conseguimos conocerlas. Algunos de estos motivos son aterradores y, otros, divertidos.
Nos visitaron hace miles de años, montamos un fiestón, pero no teníamos medios para registrarlo y transmitirlo, así que ahora no sabemos nada de aquello.Vivimos en el quinto pino, así que les da pereza venir hasta aquí para vernos.Sí tenemos contacto con ellos, pero el Gobierno lo oculta (véase Expediente X).Somos unos retrasados y no entendemos sus señales. Por ejemplo, el programa SETI busca ondas de radio del exterior pero, a lo mejor, se comunican a través de energías que no siquiera intuímos. Algo parecido a lo que entendería un gusano de seda si le explicásemos qué es el Instagram.No somos nada, estamos equivocados con respecto al universo. Podríamos ser, quizá, una simulación por ordenador (véase Matrix).Hay una civilización muy mala y muy avanzada que termina con las civilizaciones que están alcanzando su nivel. Por eso no hay ninguna más o, si las hay, intentan estar calladitos. Así que, cuanto menos ruido hagamos, mejor. Por esta última suposición, un personaje de la historia se aísla con papel de aluminio. Un guiño a algunas películas donde la gente se protege de emitir señales de esta manera tan ridícula, como metiéndose en una jaula de Faraday. Todavía no hemos logrado entender el cosmos. Con todo, tenemos, al menos, una oportunidad de seguir adelante. Y, haciendo referencia al célebre Carl Sagan, debemos escuchar en silencio y aprender de nuestro universo, antes de irrumpir en él sin conocerlo.
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