La disciplina en el hospital era estricta. Me despertaban a las seis de la mañana e iban por mi a las siete. En una hora debía hacer mi cama, bañarme, cepillarme los dientes, peinarme, vestirme, etc. A las siete de la mañana entraba a escuchar misa donde comulgaba a diarío, desayunaba a las ocho treinta y tomaba mis medicamentos, a las nueve veía al doctor. Aveces, en la noche, pensaba que eso no era vida, estaba viviéndo en un mundo irreal. Mi vida estaba afuera. Tenía muchas razones para vivir pero de pronto me cansaba la vida y venían consigo los brotes suicidas. Creía que lo mejor era morir porque estaba cansada de vivir, tenía tedio, tenía miedo, pero sobre todo más miedo que tedio, tenía miedo de vivir. Después de pensar un poco, me quedaba profundamente dormida. Recuerdo que esa noche soñe que me encontraba en un cuarto oscuro, podía sentirme y no estaba sola, escuchaba la respiración de otra persona, sentía su prescencia. De pronto alguien encendía una vela, se trataba de un hombre, estaba sentado frente a una mesa, llamaba mucho mi atención que él hombre estaba tatuado, exageradamente tatuado y me causaba repulsión. Quién eres? Le pregunte. Soy tú pasado. Me acerque y acaricié su piel mientras miraba sus tatuajes, cada uno, con atención, con tristeza, con amor, con miedo, con llanto: eran palabras, figuras, etc. Yo le preguntaba? Qué significa todo estó?. Representa tú vida, lo que has hecho: historias, palabras, escenas, personas, vivencias, escenarios. Tenía miedo, mucho miedo. El extendía los brazos y me decía mirandome a los ojos "Soy tú pasado, y más te vale abrazarme ahora para que puedas vivir" "si no abrazas tú pasado, no podrás vivir jamás". Sentía tanto miedo pero me decidí casi de inmediato y lo abraze fuerte, él me abrazo también mientras sonreía. Nos quedamos abrazados con todas nuestras fuerzas, mientras unas lágrimas rodaban por mis mejillas. Aún con los medicamentos desperté sintiéndo aún todas esas emociones, recuerdo que me senté en la cama y lloré un poco mientras me abrazaba. Lloré un poco más, abrazandome más fuerte. Después, invadida de todas esas sensaciones, con todos esos sentimientos encontrados, me recosté en la cama y volví a dormirme.
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