Algunas veces me han preguntado si me arrepiento de la primera vez, incluso me lo he preguntado yo misma. Y no, no me arrepiento en lo absoluto. Fue con el hombre que quise, en el momento que estaba preparada y con los enormes deseos de saber que se sentía perder la virginidad. Desde entonces he tenido la fortuna de darme cuenta que fue una buena elección, porque que los hombres que he conocido desde entonces no eran los indicados y creo que ahora si estuviera arrepentida. Él era un hombre maduro, experimentado, atractivo, trabajador, feliz, buen compañero, buen amigo. Yo tenía casi 30 años y él me trato con cariño, respeto, y quizá un poco de amor. Recuerdo que me acariciaba la cara mientras yo sonreía, después sentí un fuerte dolor, la sangre corrio hasta mis tobillos, vi la sabána, lo vi a él, recuerdo que me asuste un poco. Abrazados en la cama me propuso matrimonio y yo le respondí que no. No estaba lista para ello, en ese momento no deseaba compartir mi soledad con nadie, no quería llegar más lejos. Nunca volvimos a estar juntos, fué la primera y última vez que lo hicimos. Nos veíamos de vez en cuando, nos sonreiamos mutuamente, nos saludabamos pero no pasaba de eso. Poco tiempo después él se fue a vivir a otro estado de la república y no volví a saber de él. Nunca olvidaré la primera vez, creo que es una de las cosas más bonitas y especiales que nos puede pasar a una mujer y más aun si es con quien queremos hacerlo 
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