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EL PANTANO

MensajePublicado: Feb 24 2016    Título: EL PANTANO
Martha. | | Invitado

No es a él a quien quieres matar, no es a él a quien quieres desaparecer, no es a él a quien deseas destruir. No es él a quien aborreces, no es él quien te repugna, no es él a quien dices odiar. Él es él quien te defraudo, del que dices sentirte engañada, burlada o decepcionada. No es él. Él simplemente te recuerda a tú padre. Si. A tú padre. Él es el que te humillo, a él es a quien aborreces, quien te repugna, quien se burlo de ti, de tus hermanos y de tu mama. No lo perdonaste jámas. Te mentiste, te creíste tu propia mentira, inventaste en tú mente un perdón que nunca existio, que no existe y que no existirá nunca. Él es a quien deseas envenenar, es él a quien deseas arrojar por las escaleras, él es a quien tú quieres matar con unas tijeras. Él. Ese padre por él que soñabas con volar, por él que soñabas tener alas, convertirte en un pajáro e irte lejos de allí, múy lejos de él. Él es quien te exilio de tú hogar, de tú familia. Un exilio del que tu mama estuvo deacuerdo para vivir tranquila con él. Una mama que justificas creyendola una santa. Pero que lo único que estava defendiendo era a su hombre de tus propias garras a quien él le parecían sólo encantos. Esa es la verdad. Duele lo sé pero es tú propia realidad, esa que no te quieres tragar, que te ahoga, que te asfixia y que no deseas digerir por decisión propia. Me sumerges en el pantano. En ese lugar donde quieres permanecer. Y del que ello entro y salgo día con día. Martha.

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MensajePublicado: Feb 26 2016    Título:
Enrique42 | Mensajes: 125 | Usuario Bronze Usuario Bronze

Qué pasa por la cabeza de quien transgrede el último tabú ...

El abuso s*xual que cometen los padres biológicos contra sus hijos configura uno de los delitos que altera las leyes fundamentales de la cultura y la sociedad. Su silencio esconde patologías propias de las familias incestuosas que lo ocultan: una mama que no escucha, unos hijos que dudan de su propia inocencia y un padre que, antes de verse victimario, se siente víctima. La historia de vida de un agresor, así lo refleja.

Equipo periodístico Unimedios

"Entonces la mayor dijo a la menor; nuestro padre es viejo y no queda varón en la tierra que entre a nosotras, ni generación para conservar, ven, acostémonos con él. Aquella noche dieron de beber vino a su progenitor, y la mayor durmió con él... Pero éste no sintió, ni cuando se acostó su hija, ni cuando se levantó".

Tan ínfima como relata el libro del Génesis la responsabilidad de Lot en este acto incestuoso, siente Antonio su culpa frente al abuso s*xual de sus dos hijas menores. Convencido de "haber sido víctima de la seducción", este hombre, que recién purgó una pena de cuatro años en la cárcel, aprovechó el poder que le otorgaban la confianza y la dependencia afectiva de las pequeñas, para cometer uno de los delitos más frecuentes dentro del núcleo familiar, pero oculto para nuestra sociedad: el incesto padre-hija.

En Colombia, al año se registran cerca de 14.434 casos de abuso s*xual contra menores de edad entre 4 y 13 años, de los cuales cerca del 10% corresponde a padres biológicos contra sus hijas, siendo así uno de los más altos porcentajes de la variedad de agresores conocidos y desconocidos (padrastros, tíos, hermanos, abuelos, primos, vecinos, entre otros).

¿Son criminales, psicópatas, o por el contrario, la mayoría de padres que abusan de sus hijas son intelectual y mentalmente normales? Si bien no existe una estimación concluyente, y hay más interrogantes que respuestas sobre el tema, un acercamiento al fenómeno le permitió a dos psicólogas de la Universidad Nacional , establecer factores de riesgo, que en algunos casos podrían asociarse a esta conducta, como son: un ciclo de violencia y/o abuso s*xual intrafamiliar de generación en generación, que engendra víctimas y forma agresores.

Nada justifica el maltrato a un menor, como señalan las profesionales Liliana Forero y Esperanza González, sin embargo, conocer la dinámica de quien se atreve a transgredir el último tabú, y las variables de orden social y psicológico que influirían en su comportamiento "delictivo", resulta indispensable para aproximarse a la raíz del problema.


Los niños generan situaciones inocentes de amor, que los padres incestuosos transforman en actos abusivos.

Un delito imperdonable

Aunque algunas formas de incesto son tabú en todas las sociedades, el grado en el cual quedan prohibidas las relaciones s*xual, varía considerablemente según las culturas y los periodos de la historia. Se sabe por ejemplo, que los egipcios se casaban con sus hermanas para honrar a Isis; Atila desposó a su hija Ecsa siguiendo las costumbres de su pueblo; y para no ir tan lejos, esta práctica se descubrió a finales del siglo XIX entre los indios cucuc de Chile, los Incas y los Caribes, según citas de Engels; mientras que en las leyendas precolombinas, Bochica y su hijo son los antepasados de los muiscas.

Actualmente en nuestro sistema occidental, el incesto padre-hija se lee como un "delito imperdonable" que altera la dinámica familiar. Por eso conseguir el testimonio de Antonio fue complicado, pues "casi ningún abusador lo admite", explica Liliana Forero: "para ellos resulta conveniente negarlo debido al horror que provoca, y aprovechan la incredulidad que nuestra sociedad le otorga a los infantes, para poner en entredicho su declaración".

Luego de buscar infructuosamente presos dispuestos a contar su historia, sin temor a ser apaleados por los otros -pues en la cárcel más vale ser homicida que delincuente s*xual- apareció el expediente de Antonio en un Juzgado Penal. El hombre estaba en prisión, "ansioso de ser escuchado". Hallarlo entre los otros fue más sencillo para las psicólogas, pues gozaba de cierta fama: "¿buscan a don Antonio, el buena gente?". En efecto, "como buen abusador, apareció encantador", dice Liliana, argumentando una conducta típica de estas personas.

Había nacido en una vereda de Quindío. Su memoria lo remitía a una infancia violenta y llena de carencias. "Como la escuela quedaba lejos de la casa nunca pude asistir. De mi papá recuerdo que era agricultor... nos pegaba duro, pero mi mamá siempre nos daba más fuerte. Quedé huérfano desde pequeño, la violencia nos dejó sin papá. Los bandoleros a veces llegaban a la pieza donde dormíamos todos para sacar a mi mamá y a mis hermanas del pelo, se las llevaban y a lo mejor las violaban, no sé... Al poco tiempo mamá consiguió un tipo que no hacía sino pegarme; me 'encendía a plan' con una peinilla, por eso me volé de la casa".

El que Antonio y su familia compartieran un mismo lecho es importante para el análisis. "Desde la experiencia clínica se conoce que este tipo de hacinamiento, llamado colecho, no posibilita la privacidad y por ende los niños presencian las relaciones s*xual de sus padres, facilitándose consecuencias como la excitación y el placer que provoca en el infante ser testigo de esta escena".

Si bien no todas las víctimas de abusos y maltratos llegan a ser abusadores s*xual dentro o fuera de su familia, pues no se puede hablar de una causa-efecto, en casos como los de Antonio, la vivencia de una experiencia traumática en la infancia es un factor de riesgo para convertirse en agresor.

"A la casa fue a vivir un tío con su esposa. A esa señora yo le tenía mucho miedo. No me gustaba que me dejaran solo con ella, pues agarraba a besarlo a uno, a bajarle los pantalones; se acaballaba encima y lo tallaba a uno en el pe.ne. También me lo cogía con la mano y se lo metía en la v***. Cómo yo tenía seis años, pues era lógico que me desgarrara. Todo lo hizo a las malas, a violarlo a uno; por eso, siempre que me acuerdo de eso siento ira, mucho rencor".

Al no elaborar esas experiencias las trasmiten a sus víctimas a través del acto incestuoso, y el círculo vicioso se va prolongando en la familia durante diversas generaciones.

"La relación con mis hijas era bien cuando estaban pequeñas. El cambio fue cuando comenzaron a crecer y echar senos. Empecé a salir con ellas, incluso me daban como celos cuando Mariluz, la mayor, tenía un novio o un amigo, a veces no la dejaba salir. Más bien yo le hacía invitaciones a fiestas, a comer, le daba regalos, pero no como hija sino como novia. En ocasiones ella se me sentaba en las piernas, yo la acariciaba, le echaba el brazo y se me iba la mano por ahí".

De acuerdo con Nelson Rivera, profesional de la Fundación Renacer, entidad que a partir de un programa de apoyo terapéutico busca apoyar a menores que han sido víctima de abuso s*xual, la experiencia de atender cerca de 120 niñas al año, un 10% agredidas por sus propios padres, le permite afirmar que casi siempre estas historias comienzan hacia los 8 ó 9 años, cuando las niñas todavía no tienen una conciencia muy clara de su s*xual.

"Hay casos en que el abuso ha sido un solo episodio dramático y violento, y otras en las que es una situación reiterada y confusa para la niña, pues recibe el afecto de su padre, sin advertir que éste lo transforma en seducción. En este caso los abusadores inventan juegos 'inocentes' que involucran paulatinamente el cuerpo, buscan momentos íntimos, las llenan de regalos, comparten momentos como el baño, disfrazados de expresiones naturales entre padre e hija, hasta llegar a un contacto s*xual propiamente dicho, en donde la penetración es el último paso", agrega el terapista.

En su relato, Antonio hace algunas precisiones: "Puede que haya tocado a mis hijas cuando eran pequeñas, pero no sentía nada raro. Cuando crecieron era distinto. La primera vez que estuve con Mariluz ella tenía trece años, nos fuimos para una laguna y ahí le dije que íbamos a hacer la relación s*xual. Dijo no, pero charlamos como media hora, y vino el manoseo y pasó la vaina. Era como mi novia. Claro que a veces se comportaba como una hija: me mostraba las tareas, me decía que fuera a las reuniones del colegio...".

Las declaraciones de su esposa e hijas, inscritas en el expediente, señalan que a Mariluz su padre comenzó a abusarla desde los cinco años y consumó el acto cuando la niña tenía diez. La historia la repitió con Ana María, la segunda hija.

Dis-culpas

Estudios criminológicos sobre el delito de violación describen a los padres incestuosos como los que niegan totalmente la responsabilidad del hecho o la deforman, adjudicando sus acciones a la ebriedad o a la provocación de la víctima. Aquí no hay lugar para que las necesidades de la niña sean reconocidas.

"No creo que Mariluz haya sido ingenua, estaba en bachillerato y tenía clases sobre s*xual. Además ella se me sentaba en las piernas y se dejaba acariciar... Tuvimos relaciones porque ella también quería. Hay error de los dos y no debí pagar yo solo...".

"Ana María también quiso, pero era distinto. Yo le bajaba los pantalones y la rozaba con el pe.ne en la v*** pero no fue abuso, no la penetraba".

Otro argumento para evadir responsabilidades es lo que Antonio llama "un impulso". "Algo me empujaba, era como un impulso... como una perturbación de la mente... si no satisfacía esa vaina sentía que la cabeza se me estallaba. Acostándome con mis hijas me pasaba".

Mientras en el imaginario de algunos el incesto ocurre con aquiescencia de la menor, es sabido por el psicoanálisis que en la infancia existe un proceso de exploración natural, en donde los niños ponen a prueba sus sentimientos e impulsos s*xual con las personas por quienes sienten afecto y confianza.

Mariluz, confusa por su papel en esta experiencia traumática, que más bien intenta olvidar, señala: "No sé cómo lo hubiera podido evitar. No sé que falló en mí, a veces uno actúa inconscientemente".

"El problema es que el padre abusador manipula esos sentimientos y los lleva a los terrenos de lo prohibido. De ahí que sea el único responsable, pues es quien debe poner los límites", explica Nelson Rivera.

El papel de la mama

"Tenía miedo al abandono de mi esposo, por eso no le creía a mi hija cuando me lo contaba. Temía a la soledad y a la incapacidad de mantener mi hogar sin él. Por eso hice que Mariluz desistiera del delito de incesto y le rebajaran la pena a mi marido".

De acuerdo con Esperanza González, el papel que cumple la figura materna a veces "facilita" la frecuencia del abuso contra los niños. Algunas de estas mujeres suelen ser demasiado dependientes de sus maridos y parecen dispuestas a pagar emocionalmente un elevado precio con el fin de permanecer junto a ellos, incluso de sacrificar a la hija víctima, antes de mandar a la cárcel al agresor. Ana María, la hija menor de Antonio, así lo ve hoy: "Culpo en algo a mi mamá, pues se aferró a ese amor por él. Cambió las hijas por el marido... si hubiera pensado en nosotras lo habría alejado desde el comienzo, pero en ese momento nosotras no existíamos, no vio nuestro dolor y esperó a que nosotras actuáramos".

Si la esposa delata la relación incestuosa, es debido a una precipitación producto de la rabia u otros motivos, y no precisamente a una objeción sobre lo que ocurre. "Nos sorprende que algunas madres dicen ignorar el abuso, pese a ser reiterativo y llevarse a cabo en su propia casa. Por supuesto, un abusador manipula o chantajea a la menor para que guarde silencio; sin embargo, las niñas que atendemos relatan cómo advertían a su mama emitiendo señales: algunas se volvían agresivas, otras se aislaban, no querían compartir con su padre, pero para la mamá solo eran caprichos", complementa Rivera.

En algunos casos la conducta de la mama es ambigua: "Aparentemente no se da cuenta y cuando se entera no le cree a su hija". ¡Su padre, eso es imposible! Ante la incredulidad la niña termina adaptándose a la situación o asumiendo conductas autoagresivas, como si al hacerse daño castigara a su padre por lo que le hizo, y a su mama por no creerle.

Otras mujeres no pueden imaginar cómo sus maridos, hombres perfectamente normales, respetables y buenos padres puedan ser agresores invisibles. La idea les causa horror, pero cuando obtienen la prueba irrefutable del incesto apoyan a su hija, a veces se sienten culpables y por lo general son las que van a denunciar.

Otro grupo lo constituyen las "cómplices directas", partícipes en el abuso junto a su cónyuge. En casos extremos son las que empujan a sus hijas a dejar que su padre haga s*xual lo que quiera con ellas. Algunas participan en el abuso.

Habría que estudiar el papel de la mama con detenimiento, pues muchas veces viven sometidas a la violencia de sus maridos, repitiendo la secuencia de "niñas maltratadas" experimentada durante la infancia; abuso s*xual por parte de algún familiar, maltrato físico y psicológico. "El 90% de los casos que atendí, así lo confirman", dice Liliana. La mayoría aprendió que el afecto se da a través del maltrato, por eso ven "natural" lo que ocurre con sus hijas.

La suerte de Mariluz deja entrever esa cadena de violencia. "A lo último sentía pesar por ella, como un vacío, pues me contaron que se fue a vivir con un 'man' que la maltrataba. Se fue a sufrir por culpa mía. Me enteré que la veían vuelta nada y la familia de él le había quitado su hijo", dice Antonio.

No se ve así, pero el abuso s*xual intrafamiliar está presente en todas las capas sociales. Se detecta más en las familias de bajos recursos, quizá por el prejuicio que conlleva mayor vigilancia sobre ellas, y por ende a una mayor denuncia, pero, la práctica clínica demuestra que los niños de familias más pudientes no se libran de este mal, solo que el secreto está mejor guardado.

En el ámbito jurídico se eliminó el incesto como delito, pues anteriormente era desistible y la condena irrisoria; se intentaba proteger la armonía familiar sobre la integridad, libertad y formación s*xual de los niños. Actualmente se introdujo como agravante que el abuso s*xual sea cometido por un familiar, y peor aun por el padre biológico, cuyo deber fundamental es proteger a sus hijos. Con este avance jurídico la pena aumenta de una tercera parte a la mitad.

Mientras avanza la legislación, y algunas entidades aúnan esfuerzos para hacer visible este delito, inaceptable desde cualquier punto de vista, es importante que la ayuda se encamine al bienestar del menor. "Los abusadores difícilmente dejarán de serlo, mientras una atención oportuna a las víctimas, evitará tener futuros agresores, o como en algunos casos, niñas víctimas de explotación s*xual comercial", puntualizan las investigadoras.

Fuente : Pendiente ...

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MensajePublicado: Feb 26 2016    Título:
Martha. | | Invitado

Interesante.

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MensajePublicado: Feb 26 2016    Título:
vampiro_76 | | Invitado

MUCHO.............

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MensajePublicado: Feb 26 2016    Título:
MARBELLAAZUL | | Invitado

Que desgracia tener una escoria como esa cerca de los niños.

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MensajePublicado: Feb 26 2016    Título:
Martha. | | Invitado

Así es. Y lo que es aún peor es que esa escoria sea tu propio padre. Les recomiendo dos películas: Llanto en Coro o No Tengas Miedo. Abordan el tema. Un tema que en muchas familias es un secreto. Hasta que lo descubres, como fue mi caso...

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MensajePublicado: Mar 02 2016    Título:
Martha. | | Invitado

Existen personas que a traves de nuestra vida nos pueden sumergir en un pantano. Un terrible lugar del que solo podemos salvarnos nosotros mismos, con valor, con el coraje que se necesita para salir de allí. Los humanos nos destruímos entre nosotros mismos, unos a otros nos desgarramos impidiendonos vivir. Vivir una palabra infinita, una palabra que nos invita a disfrutar, a sonreir, a bailar, cantar, ser, hacer, estar, existir, sumar, etc. Los invito sobre todo a las mujeres que partcipamos en Tapatios.com a leer el libro Mujeres que corren con lobos de Clarisa Pinkola Estés, una Analista Junguiana que dedico 35 años de su vida para realización de este libro. Ojalá puedan disfrutarlo como Yo. Saludos para todos en este miércoles soleado smile.gif

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MensajePublicado: Mar 02 2016    Título:
vampiro_76 | | Invitado

EN RESUMEN

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MensajePublicado: Mar 02 2016    Título:
Martha. | | Invitado

En resumen... "Si sufres injusticias consuélate, porque la verdadera desgracia es cometerlas"

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