El primer golpe lo asestó el rufián contra Care can, que inmediatamente perdió la vida, cuando el segundo iba a golpear a MarTuta comenzaron a llover los tiros y malandrines comenzaron a caer. Era el Dr. Mirmidón Mireles que junto a hombres del pueblo disparaban contra ellos y habían podido liquidar a tres, los malandrines se agasaparon atrás de las camionetas y entre estas lograron subirse y huir.
Por desgracia, el golpe a Care can había sido mortal y habían logrado cortarle la cabeza, las otras mujeres, Victoriosa y MarTuta, estaban a salvo, pero se habían orinado del susto. Los pobladores llegaron hasta ellas y algunos querían colgar a MarTuta, pero salió Mirmidón Mireles al paso y tapando el pecho des.nudo de la mujer les dijo a sus hombres:
- Nosotros no somos como los malandrines, a nosotros no nos empuja el deseo de venganza y mal haríamos procediendo como ellos, les pidió a las mujeres que consiguieran ropa limpia para MarTuta que comenzó a llamarse de nuevo Martucha y le prometieron que la entregarían a las autoridades para que hubiese un juicio justo.
Lo mismo pasó con Victoriosa. En el caso de Care cam, se entregó el cuerpo a sus familiares para que le dieran cristiana sepultura.
Aprovechando el vacío en Las Flores, la maestra Silueta había logrado introducir pobladores a la casa y sometiendo a Lalla, buscaron en toda la casa hasta encontrar a Frida, quién estaba confinada en una habitación. A Lalla también la entregarían a las autoridades para que fuese juzgada y Frida tomó posesión de su Hacienda, pidiendo clemencia y perdón para su hija.
-Una mama, sea lo que sea, ama a sus hijos aunque comentan errores, replicó.
Las Guardias Comunitarias habían ya rodeado San Tapatíos y desde el aeródromo del pueblo bajaba en una avioneta Magione, una figura vestida de negro, entraba a contraluz, junto con sus hombres para tomar contacto con Selfruled y Vampiro. Los refuerzos de los Malandrines habían llegado desde los Estados Unidos, movidos por la ambición de apoderarse de los recursos naturales de la comunidad.
Inmediatamente dio órdenes y bajaron de la avioneta más hombres. Esperaban un avión C-130 con más refuerzos. El ejército mexicano distaba de llegar.
Giordano estaba demasiado grande para poder andar en el monte, por lo que tuvo que refugiarse en una cabaña a las afueras de la Ciudad. A ella llegaron Silueta con 50 de los pobladores que traían a Lalla prisionara, en esa cabaña tuvieron a MarTuta y Victoriosa a quienes les dieron alimento y cobijas, mientras que el resto de los pobladores se aprestaban para el combate. Poco a poco comenzaron a sellar las entradas del pueblo. Todo era inevitable para que iniciara el combate.
Continuará...
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