Era un trece de marzo, como me duele esa fecha, cuando perdí la amistad de prestigiado probeta, hacía una mañana tranquila, cuando de pronto se armaron, para darles muerte segura a unos desamparados, los pobrecillos estaban, estaban rete asustados, al divisar depronto un ejercito de tarados, El teacher les dijo muy claro, se me cuadran o los quiebro a todos de un balazo, ellos se rebelarón ante semejante locura, entonces pidierón luego luego su tortura, dice la gente del pueblo, que ese castigo, consiste en leerse la tesis de ese erudito predecible. Yo ya me voy despidiendo, no vaya a ser, que me sorprendan despierto con su semejante tarugues, solo me queda decirles, algo con mucho dolor, que no se fien de semejante cabr.
Responder
|