In medium virtus est (“La Virtud esta en medio”) nos dice San Agustín, citando a su vez a Horacio y refiriéndose al equilibrio entre los extremos que suponen dos vicios opuestos, lo cual, al sobrenaturalizarse, da como resultado una Virtud contraria a los dos vicios de los que se genera y a los que equilibra convirtiéndolos en algo productivo y provechoso además de agradable a Dios.
Esto es más fácil entenderlo si ponemos un ejemplo: el hedonismo y el estoicismo son dos extremos, y en este caso hay varias virtudes que resultan al equilibrar esos extremos; por un lado tenemos la Penitencia (Reparación por nuestros pecados, así como dar gloria a Dios, y servir a Dios y a La Iglesia), y por otro lado tenemos la Laboriosidad, la Abstinencia, la Generosidad, la Heroicidad, la Pureza, la Religión, la Diligencia, la Templanza y la Castidad principalmente, aunque también están la Modestia, la Sobriedad, la Continencia y el Pudor.
El hedonismo es una corriente filosófica que se basa en la idea de que lo único bueno es lo agradable, busca exclusivamente la comodidad y el bienestar materiales y por lo tanto es una ideología que propone huir sistemáticamente del sufrimiento, del dolor, del sacrificio y en general de cualquier forma de contrariedad o de mortificación o de cualquier esfuerzo moral o esfuerzo físico.
Por otro lado el estoicismo es una corriente filosófica que considera al sufrimiento por sí mismo como un valor, sin referirlo a Dios; considera al sufrimiento como lo único bueno porque lo hacen parte de su conducta ordinaria quienes lo practican y lo llegan a disfrutar (en psicología a esa conducta se le llama masoquismo), y esa forma de pensar no puede imaginarse siquiera un poco de placer para quien la practica, sin considerar que el sufrimiento o el sacrificio son útiles solamente si los ofrecemos a Dios y los practicamos para reparar nuestros pecados.
Como una “síntesis” entre estos dos extremos tenemos que la Mortificación es una forma de Oración que hacemos con nuestro cuerpo y que consiste en hacer a Dios pequeñas ofrendas mediante pequeñas renuncias a nuestros gustos que representan algo desagradable para nuestro Cuerpo, o incomodidades tales como comer un poco (o no tan poco) de un alimento que no nos agrada o comer menos de los alimentos que nos agradan, o retrasar un vaso de agua por unos minutos en vez de tomárnoslo inmediatamente cuando tenemos sed, o sonreír a una persona que no nos cae bien, o continuar trabajando o estudiando un rato más cuando ya estamos cansados, o ayudar a alguien en vez de serle indiferente, o dejar de ver una novela o un partido de futbol, etc. .
En general se trata de hacer pequeños actos de voluntad en cosas que nos representen un esfuerzo extra o una renuncia o una expiación, etc., que son agradables a Dios y que por supuesto Él nos sabrá retribuir.
Asimismo se pueden mortificar la inteligencia, la voluntad la imaginación, la vista y el oído, incluso hasta nuestras tareas.
Además hay algunos sufrimientos pequeños que Dios nos hace pasar inesperadamente, tales como las enfermedades o la muerte de algún ser querido, y podemos aprovechar esas oportunidades para ofrecérselos a Él, pero además cada uno de nosotros podemos buscar voluntariamente otras molestias o contrariedades para desagraviar nuestros pecados y/o los de nuestro prójimo.
Por otro lado el Sacrificio, a diferencia de la Mortificación consiste en entregar a Dios ofrendas relevantes o renuncias significativas, molestias o contrariedades considerables, o sufrimientos notables, Es tan importante que solo se debe y se puede practicar con la autorización y supervisión de un Director Espiritual y no se puede producir ordinariamente ni cuando se nos ocurra. Un ejemplo es el Ayuno, el cual solo se pone en práctica 2 veces al año: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
Durante nuestra vida Dios nos ofrece muchas oportunidades para poner en práctica mortificaciones y sacrificios tales como la pérdida de empleos o de pertenencias, malos entendidos, difamaciones, calumnias, fracasos, etc., y son ocasiones de responderle con generosidad. En general la Mortificación y el Sacrificio son ocasiones de responder a Dios con generosidad y conformándonos con su voluntad porque solo así podemos crecer en santidad y en dignidad ante Él y ante los hombres.
Ultima edición por Juanjo3722 el Ene 27 2014, editado 1 vez
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