En él no corrían el hombre y el lobo paralelamente, y mucho menos se prestaban mutua ayuda, si no que estaban en odio constante y mortal, y cada uno vivía exclusivamente para martirio del otro, y cuando dos son enemigos mortales y están dentro de la misma sangre y de una misma alma, entonces resulta una vida imposible.
Herman Hesse
Responder
|