A propósito
Por Jaime García Elías opinion(0)informador.com.mx
* Cuenta nueva
El de hoy, en el Estadio Cuscatlán de San Salvador (la antigua Cuscatlán, precisamente), con El Salvador como adversario y como parte de la eliminatoria rumbo al Mundial de Rusia-2018, será —como todo mundo sabe— el primer partido de la Selección Mexicana, después de sufrir, en la Copa América Centenario, la humillación más rotunda y categórica de su historia: el 7-0 ante Chile. Una tragedia nacional… o punto menos.
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Más que una revancha —que no lo es, en manera alguna—, el partido de hoy, puestos a ver el lado positivo de las cosas, debe interpretarse como una oportunidad de aplicar a la vida ordinaria la sabiduría de uno de los aplastantes aforismos de Arturo “Cuyo” Hernández: “La experiencia no es lo que a uno le pasa, sino lo que uno hace con lo que le pasa”.
Rumiado —digerido, por tanto, se supone— el sofocón ante Chile, el técnico nacional, Juan Carlos Osorio, rompió el silencio en vísperas de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. No lo hizo para buscar, exhibir y desollar en la plaza pública unos cuantos chivos expiatorios, ni para exculparse él y endosar a los jugadores la que debe asumirse como responsabilidad compartida de aquella humillación; sí, en cambio, para decir la obviedad de que se perdió de manera escandalosa la batalla de la Copa América, y que ya ni modo… pero que continúa la guerra de la eliminatoria mundialista; así que…
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Salvo las incorporaciones de los atacantes relativamente bisoños (Barragán, Zaldívar y Sepúlveda, quienes a lo mejor se limitan a ver el partido desde la banca), convocados a raíz de las lesiones de Peralta y el “Chicharito” Hernández, el resto del elenco, del que saldrá el cuadro que hoy volverá a dar la cara tras el revés ante Chile, será básicamente el mismo que Osorio convocó para los compromisos de la eliminatoria solventados —hay que reconocerlo— con calificaciones aprobatorias.
Así las cosas, independientemente de algunas innovaciones que Osorio aplique en su sistema táctico o en su manejo de partido, como indicios de que algo aprendió del sopapo ante los andinos, habrá que ver si tanto en la disciplina como en la actitud que muestren los jugadores, aparecen señales de que alguna enseñanza dejó, después de todo, “La Noche Triste de Carson”, como la llamó algún exagerado.
Lo peor sería que aquel episodio hubiera pasado en vano.
Septiembre 2 2016 Por: Jaime García Elías
...que gane el mejor...
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