Yavanna | Mensajes: 3223 | Usuario Diamante
Ahí tienes que cuando yo era secretaria de mi párroco, un día de tantos llegaron las señoras de un grupo de oración y estaban departiendo alegremente con el "ñor" cura en su oficina. Como mi oficina era contigua a la del padre y la puerta estaba abierta, pues nada, que me "chuté" la siguiente información que mi Tata cura les estaba transmitiendo a las viejitas:
-Fíjense que en una reunión, el Decano nos compartió que en el Vaticano sucedieron algunas cosas misteriosas y andan muy preocupados...
-¿Pero qué pasó Señor Cura, cuéntenos, por qué andan preocupados? (no es que les guste el chisme, je je je)...
-Pues resulta que Su Santidad pidió que se abriera la última carta de Fátima para conocer su contenido, ya que se advertía que esta podía contener información sobre el final de los tiempos y pues mandó que uno de los Cardenales le hiciera el favor de abrirla, leerla, analizarla y luego compartir el resultado del análisis de la epístola con el resto de la Curia...
En este punto las viejitas estaban más despiertas e interesadas de lo que jamás han estado en Misa ji ji ji... El señor Cura continuó:
-Pues sí, resulta que el cardenal en cuestión abrió la carta, la leyó y ¡sopas! que cae muerto...
Viejitas asustadas:
- ¡Pero cómo! ¿Por qué? ¿Qué fue lo que pasó?
- Pues que le dio un infarto, total que el Santo Padre manda cerrar nuevamente el sobre, y pasadas las exequias del cardenal pues mandó que otro cardenal continuara el trabajo del anterior. Y así fue, un nuevo cardenal va, toma la carta, la lee y ¡tómala! cae muerto también...
Nombre las viejitas comenzaron a entrar en pánico y seguían preguntando que cómo era posible, que qué secreto tan terrible guardaría esa carta que del susto se morían y que no sé qué... y bueno, el Tata continúa:
-No, "niñas", ya luego de este segundo deceso en menos de un mes pues los cardenales ya estaban preocupados porque el Santo Padre seguro, después de las exequias del segundo cardenal difunto, pediría a otro más realizar el trabajo y claro está, ninguno quería ser el desafortunado... Y bueno, la historia se repitió una vez más... Después del tecer cardenal difunto el Santo Padre decidió leer él mismo la carta porque era preocupante que los tres que la habían leído antes pues cayeran de infarto fulminante. Pues ahí tienen que se armó de valor, tomó la carta la leyó y... ¿qué creen que decía?
Las viejitas todas asustadas y temblorosas, pero también ansiosas por conocer aquel secreto tan terrible, pues lo animaron a decirles qué decía la dichosa carta... Y el señor Cura les dice, así como la fresca mañana: - La carta decía: Que se mueran los feos...
(No sé por qué recordé la simpática anécdota, ji ji ji ji)
Responder
|