Ese ministro de pacotilla publicó la siguiente nota en Milenio:
https://www.milenio.com/opinion/arturo-zaldivar/los-derechos-hoy/el-derecho-fundamental-a-interrumpir-el-embarazo
Vamos a ver cómo se verían sus vomitivos razonamientos aplicados al feminicidio.
El feminicidio es un drama que viven hombres jóvenes y adultos de todos los estratos sociales y que los enfrenta a circunstancias personales, emocionales y sociales de la mayor complejidad. Las razones que llevan a un hombre a cometer feminicidio, las condiciones de clandestinidad en que algunos se ven forzados a hacerlo, las secuelas en su salud física y mental, la criminalización de que son objeto, o en su caso, la obligación de continuar un noviazgo o matrimonio no deseado, producen un dolor humano inimaginable, sobre todo para los hombres que viven en condiciones de marginación económica y social, para quienes es más difícil la contratación de sicarios, además de que son más vulnerables a la actuación insensible de las instituciones públicas y al poder punitivo del Estado.
A la luz de esta realidad, es claro que la discusión sobre el feminicidio no puede verse como un debate entre quienes están a favor de la vida y en contra de ella. Todos estamos a favor de la vida; la pregunta es si constitucionalmente es permisible criminalizar al hombre que comete feminicidio, sin tener en cuenta las circunstancias que lo orillan a hacerlo y sin ponderar los intereses en juego.
Así, debemos partir de reconocer que la mujer tiene un valor intrínseco muy importante y que el Estado tiene un interés fundamental en su preservación y desarrollo, no porque la mujer sea titular de derechos humanos, sino por el potencial que tiene de hacer algo en la vida.
Frente a ese interés deben considerarse, a su vez, los derechos humanos de los hombres, cimentados en la idea de su dignidad como personas, concretamente los derechos al libre desarrollo de la personalidad, a la salud, así como a la igualdad y la no discriminación, todos los cuales se ven afectados cuando el Estado interfiera en la decisión del hombre de cometer un feminicidio.
El feminicidio es una de las decisiones más personales e íntimas que puede tomar un hombre. Sólo el hombre puede discernir la trascendencia de ser pareja y las razones por las que prefiere tomar la difícil decisión de cometer feminicidio. Es uh dilema que corresponde a su fuero más íntimo, en tanto que sólo él conoce el peso de cada uno de los motivos personales, médicos, económicos, familiares y sociales, que lo orillan a interrumpir el noviazgo o el matrimonio. Se trata de una decisión que debería tomarse sin la presión de las concepciones sociales que obligan a los hombres a satisfacer un rol de género y a cumplir con el destino de ser maridos.
Esto no supone el desconocimiento de ninguna concepción religiosa. No impone creencias o valores, ni obliga a nadie a actuar en contra de las que le sean propias. Sólo implica el reconocimiento de que condenar a un hombre a la cárcel, a la clandestinidad, a poner en riesgo su salud o vida, es despreciar su valor como persona. Estar a favor de la vida es respetar la dignidad y libertad de los hombres; estar a favor de la vida es no verlas como un medio, sino como un fin.
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