Estoy agradecida con Dios y con la vida. Agradezco por este espíritu que poseo, está escencia, que no se aferra a nada, si no así misma. Estoy agradecida por la experiencia obtenida, por los fracasos, por la derrota, porque sin ellos, no sería quién soy ahora. No temo a mis enemigos, ni al camino sinuoso. No temo a la oscuridad, ni a eso que llaman incertidumbre. Sé de qué estoy hecha, quién soy, y que tan solo debo continuar.
Responder
|