Hoy 31 de Octubre de 2013 el diablo se apoderò de los congresistas de Jalisco
En la historia de la humanidad se han desarrollado varias épocas o periodos histórico-sociales que han sido escogidos por Dios como ocasiones ejemplares para castigar en un grado especialmente intenso a pueblos con una conducta particularmente aberrante. Tal es el caso de algunas ciudades como Sodoma y Gomorra, o como Tiro y Sidón, de las que hace referencia Jesucristo con estas Palabras que dirigió a Betsaida y a Corozaín en el Evangelio de San Mateo:
"¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, haría ya tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza.” (Cap. 11, vers. 21).
(Comentario personal, parafraseando el Texto anterior)
"¡Ay de ti, México!, porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en ti (los de La Virgen de Guadalupe), haría ya tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza.”
Y nos dice además en ese mismo Evangelio, capítulo 11 versículos 12,16-19:
12. “Desde los tiempos de Juan Bautista hasta ahora el Reino de Dios sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.”
16. "¿A qué compararé esta generación? Se parece a esos chiquillos sentados en las plazas, que se gritan unos a otros:
17. Os hemos tocado la flauta y no habéis bailado, hemos cantado lamentaciones y no habéis llorado".
18. “Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: Tiene un demonio.”
19. “Ha venido el hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Éste es un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría ha sido Justificada con sus obras".
De esta forma es importante reflexionar con respecto de nuestra conducta, tanto individual como colectiva; hay que revisar nuestra conciencia para ver qué tanto nos parecemos a esas ciudades a las que Dios les confirió tales Palabras. Si somos sinceros y humildes nos daremos cuenta de que tanto el Mundo como cada uno de nosotros necesitamos hacer muchas, o cuando menos algunas Reparaciones.
De que tú y yo nos portemos como Dios quiere -no lo olvides- dependen muchas cosas grandes.
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