La mastur*ón ha sido condenada desde tiempos bíblicos. Extrañamente, lo practicamos negándolo. Quien lo admite, se expone a la burla y la crítica general. El Informe Kinsey, 1953, señala que el 92% de los varones y el 63% de las mujeres de aquella época admitieron haberse mastur*; otros estudios sugieren que la diferencia es menor y tiende a disminuir. mastur* viene del latín “manus stuprare”, “cometer estupro contra uno mismo usando las manos”. Se conoce también por “onanismo”.
Onán, personaje bíblico, fue ordenado a copular con la viuda de su hermano para asegurar la supervivencia del pueblo judío. Tuvo coito, eyaculando fuera de la v***, “dejando caer la semilla”.
Hacia el siglo XVIII, un monje inglés profiere terribles advertencias contra la mastur*ón y la rebautiza “onanismo”.
Poco después, el médico inglés Becker publica el artículo “Onania”. Entonces, ambas resultaron ser lo mismo y pasan de un “delito de confesionario” a una enfermedad de terribles consecuencias y extraños tratamientos.
Afirmaban que producía melancolía, ceguera, impotencia, esterilidad, demencias, calvicie, etcétera. La asociaron con pecas en la cara, crecimiento de pelos en la palma de la mano, verrugas, caída del clítoris, secado de los testículos, reblandecimiento del cerebro y otras.
El Dr. Krafft-Ebbing expresó que era la base de la locura. Para evitarla, a quien descubrían practicándola o para que no lo intentara, le ataban o quemaban las manos, amarraban el pe.ne, colocaban cinturones de castidad o fajas con clavos, hasta extremos como mutilar el pe.ne o clítoris. La mastur*ón no es siempre una expresión de ero.tismo. Algunos lo practican para calmarse cuando se angustian, desplazando la tensión, sin resolver el problema.
Otras personas, que describen ideas ridículas, molestas o persistentes, se mastur* para “olvidarlas”. El esfuerzo y la práctica del ritual los calma un rato, hasta que este reaparece. Este es un ejemplo clásico de idea obsesiva y conducta compulsiva.
Algunas personas con eyaculación precoz se mastur* antes del encuentro s*xual en espera de durar más en este. Es una pésima estrategia, ya que con el tiempo su capacidad para una nueva erección disminuye y terminan insatisfechos y humillados ante su pareja. Muchos se frustran tanto que desarrollan apatía al s*xo, baja dramática de su deseo s*xual o desarrollan disfunción eréctil, entre otras condiciones.
Además de las situaciones citadas, amerita intervención especializada cuando se presenta fuera del contexto ero.tico, en público para excitarse ante extraños, etc. Si la persona, pudiendo tener pareja, escoge mastur* exclusivamente pone en evidencia una incapacidad para interactuar socialmente.
Esto sucede en problemas tales como fobia o aversión s*xual, historial de abuso o maltrato s*xual, retraso del desarrollo s*xual, timidez, en personas introvertidas, paranoides o profundamente traumatizadas. La mastur*ón es una expresión erótica consigo mismo, que se puede dar normalmente en todo el ciclo de vida, por diversas razones.
Permite la exploración y conocimiento personal de la respuesta erótica. Cuando se hace entre la pareja, se vuelve un juego de estimulación manual-genital compartid
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