...
Cuando abordé el tren, toda mi vida pasó frente a mis ojos.
En algún momento, cautivos por la depresión, la ansiedad, la melancolía, etc. Abrimos nuestro corazón para sentir paz. Lamentablemente algunas personas lo utilizan para hacernos sentir mal, juzgarnos o etiquetarnos de muchas formas. Eso me sucedió con Efraím.
Cuando decidí abandonarlo, mientras subía mis cosas al coche, Efraím estaba furioso y me decía cosas horribles, mientras que yo guardaba silencio.
_Tú te atreves a juzgarme a mí por infidelidad? A reprobar mi actitud y la forma que llevo mi vida? Tú? La ex mujer de un criminal de la droga.
Me detuve en silencio con mucha tristeza. Recordé al Güero y todo lo que había vivido a su lado.
En la biblia está escrito que una respuesta amable calma los ánimos, mientras que una respuesta agria, los enciende aún más.
_Amé al Güero, quise mucho a ese hombre. La gran diferencia entre tú y él es que ese criminal, como tú le llamas, jamás me fué infiel. Estuvimos juntos hasta que yo quise, y cuando decidí terminar con él, me dejó ir en paz, externado la gratitud que tenía hacía mí y lo mucho que le haría falta. Sabía quién era. Él nunca se escudó en Dios para hacer lo malo y eso es algo que le reconozco. Tú te escudas en la iglesia para hacer de las tuyas, eres una farsa, una completa mentira. Un verdadero fraude para todos aquellos que confían en ti. Yo sé quién eres y Dios también lo sabe, porque no hay nada oculto para Él. No trates de hacerme sentir mal, porque yo jamás te he hecho ningún daño. No me subestimes. Acepta y retirate con dignidad.
Efraím no objeto más. Le dolía que me fuera, lo sabía, pero yo era así, un espíritu libre. Lo había querido, si. Pero él me había lastimado mucho. Era el momento de partir.
Cuántas historias, cuántos hombres en mi vida, cuántas anécdotas, cuánta locura. Esa había sido yo, quizá la peor versión de mí misma.
...
Responder
|