...el viento a Juarez...
Jaime García Elías
FEB
13
2017
Entre veras y bromas
Por Jaime García Elías opinion(0)informador.com.mx
– “Ya marcharon…”
Sin ánimo de hacer el papel de aguafiestas, pero es probable que las marchas más o menos multitudinarias (20 mil asistentes en México, 10 mil en Guadalajara, 900 en Villahermosa, 300 en Puebla, etcétera) que se realizaron ayer en veintitantas ciudades de México, les hagan tanto a Donald Trump como a los gobernantes mexicanos, lo que es fama que el aire le hacía a Juárez.
-II-
Que sean razonables las demandas y plausibles las intenciones de los manifestantes, no necesariamente significa que sean viables. Que sean sensatas las voces de los marchistas, no garantiza que vayan a ser escuchados o atendidos…
Cualquiera puede imaginarse las expresiones, más sarcásticas que respetuosas, del presidente de los Estados Unidos —uno de los destinatarios de las famosas marchas— a la vista de las muestras de impopularidad y aún de animadversión o de desprecio de los mexicanos; cualquiera puede darse una idea de cuál habrá sido su reacción: “Ya marcharon…”.
Si sus promesas de construir un muro en toda forma en la frontera con México —al que ve como un vecino indeseable— y de intensificar las medidas contra los inmigrantes indocumentados —a los que ve como enemigos— le ganaron, en buena medida, los votos que lo llevaron a la Casa Blanca, es improbable que las “exigencias” de los manifestantes lo persuadan de rectificar. Trump encarna la convicción de que “Estados Unidos no tiene amigos: sólo tiene intereses”, y de que él fue puesto por sus compatriotas –y, ya encarrerado, por ese God del que se consideran hijos predilectos— para protegerlos denodadamente.
-III-
Por lo que hace a la otra parte de los mensajes de los marchistas —la demanda de que los gobernantes, en México, asuman “acciones concretas e inmediatas para combatir la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la impunidad”—, convendría recordar que la consigna de abatir “el abismo entre la extrema opulencia y la extrema indigencia” que ya había en México mucho antes de que 80 millones de personas “en situación de pobreza” convivieran con algunos de los hombres más ricos del mundo, fue planteada, recién consumada la Independencia del país, en “Los Sentimientos de la Nación”, por Morelos… y que tanto la proclividad a la corrupción como la incapacidad para combatir a la delincuencia (impune significa “que queda sin castigo”) han sido parte —y, como un milagro no ocurra, lo seguirán siendo, por los siglos de los siglos…— del ADN de las clases gobernantes que este país ha padecido.
Febrero 13 2017 Por: Jaime García Elías
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