vA propósito
Por Jaime García Elías opinion(0)informador.com.mx
* Modestia
Llámese como se prefiera: modestia, humildad, sencillez…
Esa va siendo, hasta ahora, la principal virtud del flamante técnico de la Selección Nacional, Juan Carlos Osorio. Con la mesa servida para asumir una actitud protagónica; con las victorias ligadas sobre El Salvador y Honduras como elementos para salir a la plaza pública a ostentarse como el padre de la criatura, el técnico colombiano ha optado por congratularse con los aficionados que han encontrado en esos triunfos buenos motivos para ser felices (o, al menos, como decía Cesare Pavese, “para estar contentos”), y encomiar la disciplina táctica y la aplicación de los jugadores que participaron en las dos primeras etapas exitosas del camino hacia el Mundial de Rusia 2018.
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Otros, en su lugar, probablemente se habrían comportado como pavorreales. Osorio (“Decíamos ayer…”, con la venia de Fray Luis de León), en cambio, “invitado” por los reporteros a subirse al ring, en vísperas del partido del martes en San Pedro Honduras, se excusó de enfrascarse en una polémica necia sobre aspectos tácticos…
En el entendido de que todos los partidos se deciden en la cancha, de que es necio pretender ganarlos en la mesa, y mucho más necio intentarlo a base de puro verbo, Osorio optó por recoger sus canicas, levantarse de la mesa, despedirse amablemente y dar por terminada una conferencia de prensa que, de continuar, habría resultado tan irritante como ociosa.
(No lo dijo, pero probablemente pensó alguna variante colombiana de la expresión muy mexicana que resulta pertinente en esos casos: “A palabras de marrano, oídos de chicharronero”).
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Los hechos, a la hora de los mameyes, estuvieron —nuevamente, subrayémoslo— de su lado…
Puesto que en batallas como las que acaba de disputar la Selección Mexicana interesa, por sobre todas las cosas, el resultado, fue ostensible que Osorio tenía una clara noción de las fortalezas y debilidades del adversario, así como de los atributos de los jugadores a los que convocó; orientó a sus hombres sobre las mejores maneras de pasar de la defensa al ataque y del ataque a la defensa, en función de los momentos del partido; y tuvo, por sobre todas las cosas (además de la suerte… que, como de sobra se sabe, no anda con los tarugos), la intuición necesaria para llamar de la banca a los jugadores —Corona y Damm— que terminaron siendo los héroes de la jornada.
Así que…
...nariz...
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