Dios espera mucho de los mexicanos, por eso nos dio la manifestación de La Virgen en su advocación de Guadalupe. No ha hecho nada semejante en ningún otro pueblo. Y nosotros le respondemos con frivolidad, paganismo, hedonismo, cinismo, ateísmo, protestantismo, etc.
Por esa misma razón San Juan Pablo II visitó 5 veces nuestro país: para espabilarnos.