Lo que ocasiona una simple llamada…
La vida en algún momento nos separó y la tecnología se encargó de acercarnos tanto como fue posible. Después de años de no saber el uno del otro, por azares del destino, más bien gracias al facebook, supe que seguías ahí, en algún lugar del mundo, a donde te fuiste de vacaciones y de donde ya no regresaste, mas que de vacaciones. Conseguiste lo que tanto habías buscado, lo que de una u otra manera habrías tenido aquí, pero tú no eres como las demás, no te conformaste, tú te arriesgaste, te lanzaste a la aventura y obtuviste el éxito. Y no me extraña en absoluto, con esa inteligencia tuya, sabiendo hablar 5 idiomas, pero mas que nada con ese carisma que te hace brillar en donde te halles, era lógico que la consecuencia fuera que lograras lo que quisieras. Conociste a alguien que atrapó tu corazón, que consiguió enamorarte y darte la seguridad que tanto merecías. Todo como en un cuento de hadas…
Mas no todo en la vida es perfección…
Te escuchabas tan emocionada al platicarme lo que te había sucedido hasta ahora, que no podía sentirse otra cosa sino gusto de saber que, alguien con quien compartí un tiempo en mi vida, le haya ido tan bien. Mas al comenzar a recordar los viejos tiempos, el tono de voz cambió. Primero, al acordarnos de los momentos trabajando para la misma empresa, de las personas que conocimos en común, era un tono alegre, como niños contando las travesuras del día; después, recordando las llamadas que nos hacíamos con cargo al teléfono de la empresa (como fue en este mismo caso, ja!), tú en una ciudad, yo en otra, el timbre de nuestra voz comenzó a ser más de complicidad, más bajo de volumen, pero aún con alegría. Pero cuando el tono cambió drásticamente, fue cuando recordamos que, debido a esas llamadas, la gente encargada de contestarlas en tu lugar comenzó a identificarme por mi voz y ya no preguntar quién te buscaba, sino a pasarlas directamente contigo.
- Nos la bañábamos - Dijiste. A mí siempre me dio risa esa expresión muy propia del norte del país.
- Jajajajajajajaja, ya se me había olvidado cómo se escuchaba eso dicho por ti.
- Y recuerdas que cuando viniste me preguntaron si éramos novios? - Ahí fue cuando las cosas cambiaron de tono, pues recordé aquellas visitas a tu ciudad natal, a León y San Luis Potosí.
- Claro que lo recuerdo. De hecho, son muchas cosas las que ahora me vienen a la mente.
-Ah sí? Cuáles son esas cosas?
- Pues las cosas que vivimos durante esos viajes.
- De qué tanto es lo que te acuerdas?
- No me hagas empezar a describirlas, porque bien sabes que soy muy explícito.
- Precisamente por eso te lo pregunto.
La verdad no sé qué tanto esto fue inducido por ti y cuánto por mí, pero ya estábamos inmersos en la plática y ninguno de los dos nos sentíamos incómodos por ello. Te dije que algo de lo que me acordaba en ese momento era del viaje a León, porque fue una verdadera odisea. Tú venías en avión a Guadalajara, porque no encontraste vuelo directo y de aquí nos iríamos en autobús. Verte después de algún tiempo encendió mis emociones y no me importó tomarte entre mis brazos frente a todo el mundo para besarte. Te veías muy bien con la ropa que llevabas puesta, aunque solo recuerdo ese detalle, mas no con precisión suficiente para describirla, lo que sí era memorable, era la falda de un tipo de tela muy delgada, de esa tela que se unta al cuerpo y deja ver perfectamente la silueta, además que era abierta de arriba abajo, pues se enrollaba por la cintura y se ajustaba con una correa de la misma tela.
Tomamos un taxi que nos llevaría a la central de autobuses, nos sentamos atrás y el taxista fue cómplice mudo de las caricias que nos hicimos durante todo el trayecto. A ninguno de los dos nos importó que, de cuando en cuando, nos mirara de reojo por el espejo retrovisor, porque a pesar del cobijo de la noche, no haríamos nada más que comenzar a calentar motores.
Compramos los boletos y, desgraciadamente eran los últimos, cuando ambos teníamos la esperanza de que hubiera mucho espacio vacío para aprovechar el tiempo de viaje y cumplir alguna que otra fantasía. Lo peor del caso es que eran los asientos justo detrás del chofer. Abordamos el camión con cierta desilusión pues creímos que tendríamos que esperar hasta llegar a León, tres horas de camino serían eternas. Se puso en marcha y a cierto tiempo se apagaron las luces. Afortunadamente eres una persona algo friolenta, así que traías una chamarra con la que te cubriste el cuerpo y las piernas, alcanzando a taparme un poco también. De repente, me sorprendiste comenzando a tocarme por debajo de la chamarra, e hice lo posible por voltear mi cuerpo para que te quedara más cómodo hacerlo. Me di cuenta que también yo podía tocarte, mas que nada ayudado por la falda que traías. Mi mano comenzó a recorrer tus piernas por debajo de ella, siempre cuidando que la chamarra no se moviera mucho y evitando llamar la atención de los demás pasajeros o el chofer. Al llegar a tu entrepierna, sentí tu ropa interior muy húmeda, te lo hice notar y me dijiste que así venías desde que nos bajamos del taxi. De alguna manera me di la maña y logré hacer a un lado tu ropa íntima para tocarte directamente con mis dedos, esto hizo que lanzaras un gemido que, seguramente, escuchó más de alguno de los pasajeros, pero que disimulaste bien bostezando de inmediato. En cuanto recuperaste el aliento me dijiste al oido:
- Ya quiero que me hagas completamente tuya.
Faltaba todavía algo de tiempo para llegar a nuestro destino, pero definitivamente yo estaba tan impaciente como tú por arribar y dejar salir todo lo que se estaba acumulando dentro de mí para dejarlo dentro de ti.
Cuando terminé de contarte de lo que me acordé, me sorprendiste al decir:
- Eso que me dabas tú, eso que tenía contigo, es algo que no tengo y que no he tenido desde que nos dejamos de ver- Sin saber a qué te referías exactamente o no pudiendo dar crédito a lo que escuché, pregunté:
- Qué es eso que tenías conmigo?
- Esa chispa, esa forma, esa disposición, esas ganas de mí, ese despertar mis ganas de ti… ese no poderte decir que no, a nada, en la cama… eso es lo que no tengo ahora.
No todo en la vida es perfección…
Lo que ocasiona una simple llamada…
Responder
|