A quien quiero engañar…
Si sé por que te extraño…
Mi mente trata de ocuparse en miles de cosas para no pensar en ti, pero nada es suficiente…
Tu sabes perfectamente que el fútbol es mi pasión, juntos vimos tantos partidos, le vamos al mismo equipo, pero nunca quisiste demostrar a tope tu afición, nunca quisiste gritar un gol frente a mi, pues no era la forma en que yo te había conocido, pero que importaba!!!!!!! Yo te quería como eres, aun si había algo mas por conocer, quería conocerlo. De alguna manera eso me hizo ser menos efusivo al ver los partidos, pues yo se que cuando veo a mi equipo por televisión o en el estadio, sufro, grito, insulto, manoteo y me muevo de un lado a otro sin cesar. No se diga cuando coreo un gol, la máxima experiencia de un partido. Lo grito hasta quedarme mudo, hasta perder la voz, pero contigo no podía hacerlo. Me inspirabas mayor tranquilidad, me la transmitías, quizá no querías perder eso, quizá no querías que te viera así. No lo se y ya no lo sabré.
Cualquier persona que te ve puede identificar en ti a una dama. Una persona que jamás levanta la voz, que nunca dice una grosería y mucho menos habla mal de alguien ni estando presente, ni estando ausente. Para todos tenías una sonrisa amable o un saludo amistoso. Lo que es correcto te acomoda y lo que no lo es, simplemente lo dejas pasar, ni lo tomas en cuenta, pero tampoco le haces caras. Nunca escuché que alguien se expresara mal de ti o dijera algo en sentido peyorativo. Todo mundo te tenía en alta estima o por lo menos les caías bien. Incluso las otras mujeres te respetaban, no faltaba la mirada envidiosa que se fijara en ti por ser como eres, pero nadie se atrevería a levantarte un falso o decir algo negativo de tu persona. Das respeto e impones respeto. No es necesario gritar, intimidar o pelear, simplemente respetas y se te da lo mismo.
A pesar de tu seriedad característica, eres alegre, lo pude notar en tu mirada, quizá no lo sepas demostrar o no rías a carcajada abierta, pero la alegría tiene muchas formas de manifestarse… Pero conmigo te transformas…
La gente dice que somos como agua y aceite, que somos muy diferentes y que no entienden como es que estamos juntos. A veces ni yo mismo lo sé. Te observo muchas veces cuando tratas con otras personas y veo a la mujer seria y tranquila que todos conocen, pero cuando estamos solos, eres otra, no por completo, pero sí mas expresiva, mas abierta, pareces mas alegre, pero no es que no lo seas, simplemente que conmigo te relajas, no es que sean poses tuyas, solamente dejas salir a lo que solo conmigo eres. Ante los demás, siempre estás sentada muy recta, con tu espalda derecha, con ese aire de diva que no es tal, pero conmigo, cuando vengo manejando, te dejas llevar por el ambiente y sueltas tu cuerpo en el asiento, mas una dama nunca se desparrama como hace uno de hombre, no, tu simplemente te sientas a gusto, sin perder ese estilo que te caracteriza.
Me ves y se te ilumina la mirada, me prodigas una sonrisa como solo a mi me sonríes y me das un beso tierno en la boca.
- ¿Cómo te fue amor? – Me preguntas cada día nuevo que nos vemos.
- Muy bien mi vida, y a ti?
- También, gracias. Fíjate que hoy pasó esto en la oficina… -
Y me cuentas como estuvo tu día para que esté al tanto de tus cosas. Luego yo te cuento el mío y me prestas toda tu atención. Nunca me interrumpes, nunca cambias de tema, solo me escuchas, y lo haces muy bien. Sabes que hablo y hablo mucho, que digo mil y un cosas y todavía mas. Nunca he visto desinterés de tu parte hacia mi plática, al contrario, cuando debes preguntar algo, lo haces, cuando no, sigues escuchando tan solo. Pero siempre, cada vez, al final de mi perorata, me das tu punto de vista, siempre en calma, siempre tranquila, a pesar de que no estés de acuerdo con lo por mi expresado. Cuando tienes que callar, callas, cuando debes hablar, hablas. No se como le haces, pero siempre sabes que hacer. En nadie había conocido tal virtud: “si no tienes algo mejor que decir que el silencio, mejor quédate callado”. Y cuando debes regañarme, lo haces, pero siempre con una suavidad y dulzura, que ni regaño parece, de hecho, mas que eso, es un consejo de amiga y ante eso, uno no puede oponer resistencia, porque no hay nada que resistir, no hay “ataque” del cual defenderse, pues cuando se le habla a uno con la razón, no se puede mas que estar callado.
Si sé por qué te extraño…
Pero esto…
Es solo una parte del todo…
Responder
|