Mi historia no es agradable, no es suave ni armoniosa como las historias inventadas: sabe a insensatez, y a locura y a ensueño.
No creo en lo sobrenatural, trato de ser la persona más lógica como me es posible. Aún así hay cosas, situaciones o personas que no tienen ninguna explicación.
Trataba de dormir cuando escuché un ruido en la cocina. Me levanté de la cama y fui a revisar. Una caja de galletas estaba en el piso y se abrió al caer, todos los paquetes individuales estaban regados. Recogí los paquetines, los guardé en su caja y regresé a dormir.
Me levanto muy temprano y cuando me siento cansada, hago de vez en cuando una siesta. Soñé que estando dormida, un hombre me despertaba.
_Martha, despierta. Han vuelto.
_Quiénes
_Los demonios que te atormentan. Levantate y echalos.
Cuando me levanté de la cama, oía risas y palabras que no podía entender, pero me causaba miedo.
Al caminar por la casa veía seres y animales destruyendo la casa y aún cuando se burlaban los echaba a gritos. Cuando la casa quedó tranquila, desperté.
Estaba fría, muy fría. Frecuentemente me ocurría eso. Mi nariz se sentía cómo un cubo de hielo. Recorrí la casa y todo estaba bien.
Al día siguiente por la tarde, estaba en el baño y afuera escuchaba una risa y palabras que no podía entender, eran raras.
Quizás otra persona en mis circunstancias tendría miedo, no digo que no lo sintiera, claro que sí, pero no le daría el poder a lo que fuere de intranquilizarme, no más.
Hay cosas que no tienen explicación, y prefiero dejarlo así, sin explicación alguna, sin formularme preguntas ni contestarme respuestas.
Lo mejor es seguir como sí nada, cómo sí nadie, como si nunca.
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