_ A veces tengo mucha energía, demasiada. Podría decir que en esos momentos me siento invencible.
Otras veces, en su mayoría. Me siento cansada, tan agotada que las actividades más usuales me parecen imposibles. Me cuesta mucho trabajo bañarme, cepillarme los dientes, prepararme de comer. Son días en los que sólo duermo. Levantarme de la cama es un reto.
Tengo muchas pesadillas, a veces despierto con el corazón tan acelerado que el sólo escucharlo me asusta mucho.
Lo peor de todo esto es la ansiedad, los atraques de pánico. No hay nada peor que tenerle miedo al miedo. La sensación en el estómago es horrible.
Algunas veces siento que entro y salgo dei cuerpo. Me miró en el espejo y no me conozco.
En otras ocasiones siento que vivo en cámara lenta y que el mundo, las personas, el tiempo y el espacio se mueven a una velocidad infinita.
Lo que me sucede es terrible, me agota vivir así. A veces quiero darme por vencida y he llegado a creer que lo mejor sería morir... Pero algo dentro de mí grita "sigue adelante, vamos, no te des por vencida, continúa".
La psiquiatra, el neuro psiquiatra, el psicólogo y los pasantes me veían y me escuchaban con mucha atención mientras tomaban notas.
La psiquiatra cerró mí expediente.
_ Martha, sé que esto no es fácil y te engañaría al decir que te vas a aliviar y que todo eso se te va a quitar. No es así. Tienes que trabajar mucho.
Martha, luego de más de diez años de tratamiento, me atrevo a diagnosticar Trastorno límite de la personalidad. Eres borderline, Martha.
Jamás imagine que un diagnóstico, abriera todo un panorama pero lo hizo. Quizá para bien, quizá para mal, pero mí vida cambio mucho a partir de ahí.
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