El hermano de mi bisabuela, tenía un Libro Azúl de pasta dura. Me gustaba sentarme a mirarlo porque en el había cosas maravillosas: dibujos, poemas, canciones, pensamientos que mí propio tío bisabuelo había escrito. Me sentía identificada con él porque tengo un diarío desde los seis años y en él también dibujaba y escribía todo lo que venía a mi mente. Desde entonces, cada año, compro un libro azúl, que me acompaña todos los días. En el escribo, dibujo, pego recortes, artículos de intéres, fotografías, etc. etc. Entre mi tío y yo hay una conexión especial... El Libro Azúl.
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