Me estoy cayéndo a pedazos. No sé que hacer o quizá sí pero me cuesta trabajo tomar la decisión. Fuí a casa de mi mama, me siento múy débil, aunado a que no he comido bien desde el incidente. Mi mama y yo somos polos opuestos, a decir verdad nunca nos hemos llevado bien, gracias al proceso puedo afirmar que mi relación con ella a madurado, soy más tolerante. Estuvimos a punto de salír mál, múy mál pero pude manejar la situación. Como no en vano le llamo la Gestapo, me dio una lista de todas las actividades que yo iba a hacer para olvidar a ese hombre. Le respondí que no me sentía bien, que necesitaba tiempo puesto que desde la mañana mis sintomas se habían agravado un poco. Contestó que yo era una cobarde, una pen.de.ja. , débil, etc. Creó que ya he recibido bastantes ofensas mamá, para que tú lo hagas también ahora, en realidad nunca me has entendido, no me entiendes y nunca me entenderas, para tí sólo soy el puntito negro, me juzgas, siempre me han juzgado, pero nunca, nunca, jámas en estos ocho años te has interesado ni un poco en saber acerca de mi enfermedad y comprenderme. Y tú sabes de las mias? Estas al pendiente de mí? Estas al tanto de ellas, de mis citas y de saber cómo me siento? (lo dijó como siempre con soberbia, orgullo, sin un gramo de aceptación y tratando obviamente de defenderse). Lo sé todo mamá, todo, sé cómo te sientes, tú no me conoces en realidad, qué me dices de tí, cúando me han visitado en el manicomio, te has preguntado alguna vez cómo me siento diarío, cómo amanezco, que pienso, lo que he sido capaz de hacer en un momento de crisis, no mamá porque nunca te has dado a la tarea de conocerlo. Hubó un silencio entre nosotras, callamos, hay silencios que lo dicen todo, en su cara había arrepentimiento. No es ír una a una mamá, no es decir tú en 1976 me hiciste esto o aquello, no hagas una línea del tiempo acerca del dolor que hemos experimentado, vayamos al último evento que es este, el aquí y el ahora, no te destruyas mamá, no me destruyas, sólo comprendeme, nada más. Ella calló, yo callé, ambas callamós de nuevo. De pronto dijó: cuando murió mi mama, tú papá se pusó múy mál, lloraba mucho por ella, no podía aceptar que había muerto, así que tomó y tomó, iba cayéndose de borracho en el panteón y se detuvo a vomitar en un árbol y yo lo dejé y seguí caminando, cuando llegamos a la casa me reclamó que lo había dejado solo, vómitando en el árbol y que seguí con el cortejo, no me lo perdonaba y seguido me lo repetía, hasta que un día le dijé, yo tenía que enterrar a mi mama, no podía quedarme contigo a atenderte porque estavas borracho, eso era lo que tenías, yo estava enterrando a mi mama mientras tú llorabas y vómitabas sin parar en el árbol. Nos miramos una a la otra y comenzamos a reírnos sin parar...
Responder
|