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Comienza la cuenta regresiva

MensajePublicado: May 31 2017    Título:
doonga | Mensajes: 5309 | Super Usuario Super Usuario

Cita:
Dejar de lado los acuerdos de París?

Ese tio no es un imbécil, ese tio esta loco y nos va a llevar entre las patas.



La verdad sea dicha.
No hay duda de que el calentamiento global está presente, y de que el cambio climático no es una conspiración.

Pero, no hay evidencia ni certeza de que dicho cambio es consecuencia de los flatos de los automóviles, de los pedos de las vacas, y de los incineradores de combustibles fósiles.

Hay un convencimiento razonable de que es así.

Ahora, el problema es de tal gravedad que resulta criminal el hecho de simplemente no hacer nada.

Responder

MensajePublicado: Jun 01 2017    Título:
loboesceptico | Mensajes: 3449 | Usuario Diamante Usuario Diamante

Este tipo logro en 4 meses que el mundo entero le perdiera el respeto que se le tenía a los Estados Unidos.

Ayer platicaba con un par de estadounidenses y se sienten apenados y me dicen que prefieren hacerse pasar por europeos.

Responder

MensajePublicado: Jun 01 2017    Título:
loboesceptico | Mensajes: 3449 | Usuario Diamante Usuario Diamante

Que manera de perder el liderazgo.

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MensajePublicado: Jun 01 2017    Título:
loboesceptico | Mensajes: 3449 | Usuario Diamante Usuario Diamante

Puso a Estados Unidos a la altura de Siria y Nicaragua!

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MensajePublicado: Jun 02 2017    Título:
Dijousmercat | Mensajes: 10028 | Mega Usuario Mega Usuario

Cita:

TU CREES la PORQUERIA del "Climate Change"...???

No lo creo....!!!


Y la contaminación del aire y el agua en muchos países y ciudades ¿tampoco lo crees?. (Fíjate sólo un poco en China y en como han cambiado sus "habitats" en pocos años)
.

Saludos.- Rahwananda.

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MensajePublicado: Jun 02 2017    Título:
doonga | Mensajes: 5309 | Super Usuario Super Usuario

Cita:
Pero TU...Doonga...!!!

TU CREES la PORQUERIA del "Climate Change"...


Y TU, Magione, crees en la IMBECILIDAD de que los océanos están repletos de agua salada?

Responder

MensajePublicado: Jun 02 2017    Título:
doonga | Mensajes: 5309 | Super Usuario Super Usuario

Cita:
Pero TU...Doonga...!!!

TU CREES la PORQUERIA del "Climate Change"...


Y TU, Magione, crees en la IMBECILIDAD de que los océanos están repletos de agua salada?

Responder

MensajePublicado: Jun 03 2017    Título:
doonga | Mensajes: 5309 | Super Usuario Super Usuario

¿marxistas amigos mios?

Magione, por favor, no seas bruto ni ignorante.

El cambio climático es un hecho indiscutible.

El mar es salado: eso nadie lo discute.
El clima está cambiando y ha cambiado notoriamente: eso solamente lo discutenlos brutos

Lo que está en discusión es que si la reducción de emisiones contribuye o no a mitigar el cambio que está en progreso.

Responder

MensajePublicado: Jun 03 2017    Título:
loboesceptico | Mensajes: 3449 | Usuario Diamante Usuario Diamante

Doing a

No gastes tu tiempo, no tiene la capacidad.

Responder

MensajePublicado: Jun 07 2017    Título:
loboesceptico | Mensajes: 3449 | Usuario Diamante Usuario Diamante

Trump al director del FBI: “Necesito lealtad. Espero lealtad”

James Comey revela en un escrito entregado al Comité de Inteligencia del Senado las presiones a las que fue sometido por el presidente de Estados Unidos

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JAN MARTÍNEZ AHRENS

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Washington 8 JUN 2017 - 00:34 CEST

James Comey, director del FBI, en una imagen del pasado enero. JOSHUA ROBERTS REUTERS

La bomba ha estallado. El destituido director del FBI, James Comey, ha confirmado punto por punto las presiones que sufrió por parte del presidente Donald Trump por la investigación de la trama rusa. En un meticuloso escrito de siete folios enviado al Comité de Inteligencia del Senado, Comey repasa las tres reuniones y seis llamadas que mantuvo con el mandatario en cuatro meses. De todas tomó nota, y en todas Trump quiso de una forma u otra reducir la presión de las pesquisas. “Necesito lealtad, espero lealtad”, le llegó a decir en una cena privada en la Casa Blanca.

Trump ha encontrado su propio muro. Una barrera que no cede y que puede acabar con él. Es James Comey. Un hombre alto, que habla claro y de integridad probada. La declaración presentada ante el Senado, y que hoy será leída ante el Comité de Inteligencia, está destinada a la historia. De sus palabras puede derivar un caso de obstrucción. La piedra de toque del impeachment.

Responder

MensajePublicado: Jun 07 2017    Título:
doonga | Mensajes: 5309 | Super Usuario Super Usuario

Posiblemente esa frase significa "prepárate, no vivirás mucho tiempo más".

Nada me extrañaría que el pobre termine muerto.
Es tan fácil resbalarse en una cáscara de plátano.
Pobrecito, no la vió.

Responder

MensajePublicado: Jun 08 2017    Título:
valentin1 | | Invitado

...no hay evidencias...son declaraciones...NO suficientes. YO.

Responder

MensajePublicado: Jun 08 2017    Título:
loboesceptico | Mensajes: 3449 | Usuario Diamante Usuario Diamante

ESCÁNDALO EN LA CASA BLANCA »

El ex director del FBI acusa en el Senado a Trump de “mentir y difamar”

Comey considera que el presidente “quería obtener algo” a cambio de mantenerle en el puesto y que le despidieron por sus resistencias en la investigación de la trama rusa

  

El exdirector del FBI James Comey en el Comité de Inteligencia del Senado.

JAN MARTÍNEZ AHRENS

Washington 8 JUN 2017 - 21:23 CEST

Fue la hora de la verdad. El exdirector del FBI James Comey se enfrentó este jueves a sus propios actos. Ante el Comité de Inteligencia del Senado, en una sesión que sacudió a EEUU, el hombre del que dependió la investigación de la trama rusa sacó a la luz las entrañas del poder y mostró la peor cara de Donald Trump. Le acusó de mentir y difamar, de intentar “darle directrices” para desviar la investigación sobre el teniente general Michael Flynn e incluso de despedirle por el caso ruso. Toda una carga de profundidad que insufla nueva vida a una posible acusación de obstrucción.

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FOTOGALERÍA La otra mirada de la declaraciónOcho revelaciones demoledoras de la declaración de James ComeyTrump al director del FBI: “Necesito lealtad. Espero lealtad”El fantasma del Watergate persigue a Trump

Comey se dirigió al Senado bajo la mirada de un país entero. La víspera había hecho público eltestimonio que iba a servir de base a su comparecencia. Siete páginas en las que detallaba sus tres encuentros y 6 conversaciones con Donald Trump. La primera, el 6 de enero en la Trump Tower; la última, una llamada telefónica el 11 de abril.

TRUMP NIEGA CUALQUIER PRESIÓN

El presidente Donald Trump se contuvo. No tuiteó ni habló. Fue su abogado privado, Mark Kasowitz, el encargado de responder al exdirector del FBI James Comey. La contestación fue dura y presagia la estrategia de la Casa Blanca.

Primero acusó a Comey de haber roto el secreto de las comunicaciones, el privilegio presidencial que impide a sus colaborares hacer públicas las conversaciones en la Casa Blanca. Luego, el letrado ahondó el cerco defensivo negando que Trump hubiese pedido lealtad a Comey, que le hubiese presionado en ningún momento o que le hubiese pedido dejar fuera de las pesquisas al destituido consejero Nacional de Seguridad, Michael Flynn. “Nunca, nunca en forma o sustancia trató de bloquear las investigaciones”, remachó Kasowitz.

El relato ofrece una mirada única al interior de la Casa Blanca, pero sobre todo revela el choque entre el perturbador y excesivo multimillonario de Nueva York y un funcionario de larga carrera conocido por su integridad y sus valores religiosos. Con evidente escándalo, Comey, de 56 años, describe en su texto los deseos del presidente, expresados en la intimidad del Salón Verde o el Despacho Oval, de atraerle a su causa, de que dejase de lado la investigación sobre el dimitido teniente general Michael Flynn o de que a él mismo le exonerase públicamente. Conversaciones privadas, directas e incluso brutales, en las que Trump igual negaba haberse acostado con prosti* en Moscú, que le pedía lealtad o que le “despejase la nube” de la trama rusa.

Ese escrito, listo para construir un caso deobstrucción, la piedra angular de un posible impeachment, fue la pista de salida de Comey. Traje oscuro, camisa blanca, corbata roja, el exdirector del FBI lo dio por conocido en su comparecencia y se lanzó directamente a la médula del conflicto: su despido el pasado 9 de mayo, seis años antes del plazo legal. Una destitución que en principio Comey se tomó con naturalidad -“siempre he pensado que el director del FBI puede ser despedido por cualquier razón o sin ella”- pero que devino en preocupación, cuando el presidente empezó a denostarle públicamente. Primero señalando que le había fulminado por “esa cosa de Rusia” y luego acusándole de ser una “cabeza hueca” y un “fanfarrón”.

“La Administración de Trump decidió difamarme a mí y al FBI diciendo que en la organización reinaba el desorden, que estaba mal dirigida y que no había confianza en su líder. Eso era mentira, pura y simplemente”, afirmó Comey con evidente dolor. Su reacción, propia de alguien que conoce bien el tablero de Washington, fue hacer público parte del contenido de sus notas. Se dirigió a un amigo, el profesor de leyes de la Universidad de Columbia Daniel Richman, y le pidió que se pusiera en contacto con un periódico (The New York Times) para que publicara su versión de lo ocurrido. Una bomba cuya onda expansiva no ha dejado de sentirse aún y cuyo objetivo era proteger la investigación forzando la designación de un fiscal especial para el caso ruso.

Fue un momento de sorpresa. Y de sinceridad. Nadie esperaba que el exdirector del FBI se confesara autor de lasfiltraciones. Pero detrás de este arranque palpitaba la profunda desconfianza de Comey hacia Trump. Su propia práctica de redactar notas de sus encuentros fue reflejo de ello. En su primera reunión con el presidente, en la Trump Tower el 6 de enero, cuando aún no había sido investido, Comey le dio detalle de las investigaciones que se estaban llevando a cabo sobre la trama rusa, el expediente del FBI que intenta determinar si el equipo electoral del republicano se coordinó con el Kremlin en la campaña de desprestigio que sufrió Hillary Clinton.

Ante la reacción desairada de Trump, que se sintió objeto de las pesquisas, Comey le aseguró que no estaba siendo investigado, pero al mismo tiempo tomó nota del personaje y redactó su primer memorándum. “La investigación podía tocar al presidente y no sabía si mentiría sobre la naturaleza de la reunión y si algún día tendría que defenderme”, afirmó.

Desde entonces, el director del FBI vivió presionado. En la cena que tuvo el 27 de enero en la Casa Blanca advirtió cómo el presidente, con sus constantes recordatorios a que su puesto era deseado por otros, “trataba de establecer una relación”. “Mi sentido común me hizo pensar que quería obtener algo a cambio de la garantía de mantenerme en el puesto”. Y lo mismo ocurrió en el siguiente encuentro a solas, cuando Trump le preguntó por el teniente general Michael Flynn, el personaje central de la trama rusa, y le expresó su deseo de que lo dejase fuera de la investigación.

Todo ello superó a Comey. No sólo colisionó con su “sentido de la independencia del FBI” sino que percibió que Trump, con sus peticiones le estaba dando “directrices”. Finalmente, ya despedido, entendió que la causa era la trama rusa.

Hasta ahí llegó el director del FBI. Pero no dio el siguiente paso. Evitó cualquier interpretación. Y cuando los senadores republicanos le preguntaron si consideraba que el presidente había incurrido en obstrucción, señaló que eso le correspondía responder al fiscal especialdel caso, Robert Mueller. “Para mí todo fue muy turbador” se limitó a indicar. El golpe, por su parte, ya había sido dado. Ahora el turno es de otros.

A LAS CINCO DE LA MAÑANA EN EL SENADO PARA ESCUCHAR A COMEY

NICOLÁS ALONSO (Washington)

Desde tempranas horas de la mañana, decenas de personas permanecieron en fila para poder entrar a la sala del comité de Inteligencia del Senado, en que habló James Comey. "Hoy puede ser un día histórico, quería estar aquí", afirmó Louis, un joven que trabaja en el Capitolio pero este jueves pidió permiso para asistir a la audiencia. Llegó a las cinco de la mañana.

Por los pasillos del Senado, los legisladores trataban de escapar las cámaras y algunos incluso alteraron su ruta habitual de entrada a la sala. El exdirector del FBI apuró hasta el final y entró en la sala menos de dos minutos antes de que comenzara la esperada sesión.

Tras casi tres horas de preguntas y respuestas -y más detalles sobre las presiones que hizo el republicano a Comey-, el exdirector salió de la sala del Senado con paso firme, en silencio y con la mirada al vacío.

  

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MensajePublicado: Jun 08 2017    Título:
loboesceptico | Mensajes: 3449 | Usuario Diamante Usuario Diamante

Demócratas inician procedimientos para la destitución de Trump

Publicada: jueves, 8 de junio de 2017 12:48

Actualizada: jueves, 8 de junio de 2017 14:18

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Demócratas en el Congreso están redactando artículos para iniciar el proceso de acusación contra Donald Trump, y exigir su destitución como presidente.

El representante de California, Brad Sherman, ha anunciado sus intenciones de unirse al representante por Texas, Al Green, para llevar adelante el proceso de destitución contra el presidente estadounidense.

"La cuestión realmente no es si el presidente ha obstruido la justicia; la pregunta es si el presidente puede obstruir la justicia con impunidad (...) el presidente, como todos los demás, no está por encima de la ley", ha declarado este jueves Green durante una conferencia de prensa, según recoge la agenciaThe Hill.

Aunque varios otros demócratas han indicado que la destitución podría ser posible si se demuestra que Trump ha obstruido la ley, la mayoría ha evitado por el momento exigir esta medida públicamente.

La Presidencia del republicano, que llegó a la Casa Blanca en enero, ha estado marcada por numerosos escándalos y contratiempos. Además, el índice de aprobación de Trump, es de un 40 %, el más bajo registrado en la historia por un presidente recién elegido.

Congresistas conversan en secreto para destituir a Trump - - HispanTV.com

Miembros del Congreso de EE.UU. están manteniendo ‘conversaciones privadas’ sobre si el presidente Donald Trump debe ser depuesto de su cargo.

 

snr/ktg/myd/mrk

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Donald Trump Congreso de EEUU Partido Republicano Casa Blanca Elecciones EEUU

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MensajePublicado: Jun 10 2017    Título:
loboesceptico | Mensajes: 3449 | Usuario Diamante Usuario Diamante

EL PAÍS

ESTADOS UNIDOS

James Comey, el hombre que hace temblar a los presidentes de EE UU

El exdirector del FBI, humillado e insultado por Trump, ha decidido devolver el golpe. Esta es la historia de un funcionario respetado y obsesionado

Washington 10 JUN 2017 - 17:49 CEST

Ver fotogaleríaEl exdirector del FBI James Comey jura ante el Comité de Inteligencia del Senado, el pasado jueves.JONATHAN ERNST REUTERS

11 de marzo de 2004. El presidente George W. Bush había citado en el comedor privado de la Casa Blanca a un tipo duro. Sentado en una silla que le quedaba pequeña, ese hombre de 2,03 metros se negaba a autorizar por su flagrante ilegalidad el programa de escuchas indiscriminadas Viento Estelar. Y su firma era necesaria. Incapacitado el fiscal general por enfermedad, era él, su adjunto, quien dirigía el Departamento de Justicia.El vicepresidente, Dick Cheney, ya le había explicado la situación: si no había autorización, morirían americanos y la sangre correría a cuenta de él. Bush, con menos rudeza, le repitió el argumento.

Cuando ya estaba todo dicho, recuerda el biógrafo Garrett Graff, el fiscal miró a su anfitrión y sin alterarse le respondió: “Como dijo Martin Luther King: aquí me planto. No puedo hacer otra cosa”.

Bush, en primer plano, y Cheney.

Así es James Brien Comey. El hombre que hace temblar a los presidentes. El mismo que 13 años después de enfrentarse a Bush y Cheney ha puesto contra las cuerdas a Donald Trump con su testimonio ante el Comité de Inteligencia del Senado. Sólo y sin papeles, el destituido director del FBI ejerció este jueves de último guardián de la legalidad. Acusó al presidente de mentir y difamar, denunció las presiones para desactivar la investigación de la trama rusa, pero sobre todo reveló al mundo el modo de operar del multimillonario. Las artes oscuras que el presidente le exhibió en tres reuniones privadas y seis conversaciones. El propio Comey, en un estilo cinematográfico, las ha relatado al Senado. El presidente lo niega todo.

27 de enero de 2017. Trump le había llamado para invitarle a cenar a la Casa Blanca. Comey creyó que iba a acudir más gente. Pero cuando llegó, le hicieron pasar al Salón Verde y le sentaron en una pequeña mesa oval. Dos asistentes de la Marina eran los únicos testigos. Servían y desaparecían. En esa intimidad, el presidente le preguntó si quería seguir como director del FBI y le recordó que era un puesto que muchos ambicionaban.

Comey entendió el mensaje: “Mis instintos me dijeron que esa cena buscaba establecer una relación clientelar. Eso me preocupó mucho, dada la independencia del FBI”. Para salir del apuro, le habló de su carácter apolítico, pero el comandante en jefe insistió. “Necesito lealtad. Espero lealtad”.

Las cartas habían quedado sobre la mesa. “No me moví ni hablé o mudé mi expresión facial durante el embarazoso silencio que siguió. Simplemente nos miramos el uno al otro”.

Trump en el Despacho Oval.

Ese fue el comienzo. En las horas, semanas y meses siguientes, Trump no dejó de presionarle. Bajo una atmósfera asfixiante, el director del FBI, siempre según su relato, se sintió sucesivamente “asombrado, confuso, turbado”. Pidió ayuda a su superior, el fiscal general, y le comunicó que no quería volver a verse con el presidente a solas. Pero todo siguió igual, hasta que el pasado 9 de mayo fue despedido. Una medida extraordinaria que sólo había ocurrido una vez antes en la historia del FBI. Como remate, Trump le llamó públicamente demente y fanfarrón, y su portavoz declaró que ni en el FBI le querían.

“Trump erró por completo, Comey es un hombre capaz de expresar sus sentimientos en voz alta y que cautiva a sus agentes por empatía, pero no es un siervo; es un curtidísimo fiscal y jefe de agentes federales. No es político. Con él no funcionan los insultos y amenazas”, explica un alto funcionario de seguridad que le trató en la época de Barack Obama y que pide mantenerse en el anonimato.

James Comey y su familia.

Humillado, Comey sacó su lado duro. A sus 56 años, casado y con cinco hijos, no pensaba dejarse pisotear. Había luchado contra la mafia, perseguido abusos racistas, investigado al presidente Bill Clinton y encarado a Bush. Fue fiscal federal en Nueva York y fiscal general adjunto de Estados Unidos. Su apabullante trayectoria le había permitido, pese a figurar como elector republicano, ser escogido en 2013 por Barack Obama para dirigir el FBI. “Para él, la integridad lo es todo”, señala su biógrafo y amigo Garret Graff.

Pasó entonces al ataque. Como buen agente y experto conocedor del tablero de Washington, había tomado nota de todas sus conversaciones con Trump, y empezó a filtrarlas. Las detonaciones sacudieron la Casa Blanca. Se volvió su enemigo número uno. No era la primera vez.

Sus mayores problemas siempre han procedido del trato con los políticos. Ahí se ha mostrado torpe. Su decisión de reabrir el caso de los correos privados de Hillary Clinton a sólo 11 días de las elecciones para cerrarlo poco después, cuando el daño ya estaba hecho, aún levanta ampollas en las filas demócratas. Comey ha defendido que lo hizo porque era su deber. Y que ocultarlo habría sido traicionar la confianza pública. “A veces es un poco boyscout”, dice un buen conocedor de Comey.

Esa rectitud es una de sus características. Se trata de un hombre pétreo; altivo para muchos. Quienes le conocen vinculan esta inflexibilidad a sus sentimientos religiosos. Aunque nació en el seno de una familia católica irlandesa, pronto se hizo evangelista e influido por el teólogo Reinhold Niebuhr escribió su tesis: Los cristianos en política. Bajo esa luz, el debate entre el poder y la integridad siempre le ha perseguido, pero nunca le ha anulado. Como enemigo es peligroso. Sus conocidos recuerdan que sabe dónde lleva el arma. Y si es necesario la usa. Con Trump han sido sus notas, esos memorandos que amenazan con abrir un proceso de impeachment. Con Bush, el puñal fue otro.

Ocurrió al final de aquella conversación en el comedor privado. Cuando el presidente volvió a pedirle que aprobara la orden de escuchas masivas, Comey se inclinó y le dijo: “Si lo hace, debe saber que el director del FBI dimitirá hoy mismo”. Bush parpadeó. Nadie se lo había dicho. Pero no tardó en darse cuenta de que era lo mejor que podía hacer. Ante la crisis que se le abría, decidió ceder.

James Comey (izquierda) y el entonces director del FBI, Robert Mueller, en 2004.

El director del FBI en aquellas fechas era el legendario e implacable Robert Mueller. El amigo y mentor de Comey. El mismo que ahora ha sido elegido fiscal especial para investigar la trama rusa y cuyo poder representa la mayor amenaza para la presidencia de Trump. "Si hay alguien con mejor reputación que Comey, es Mueller y este no va a parar", señala el alto cargo en seguridad. “Y que nadie piense que Comey se va a retirar del escenario. Él y Mueller han trabajado muchos años juntos y confían plenamente uno en el otro”, indica Graff.  La Casa Blanca, con Comey y Mueller, tiene un problema. Saben disparar y no les tiembla el pulso.

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