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Washington, 8 ago (PL) Los líderes del Partido Republicano admitieron hoy su temor de que la campaña de Donald Trump acabe costándole al "Grand Old Party" la presidencia de Estados Unidos y la mayoría en el Congreso.
De hecho, los pesos pesados de los Rojos llevan meses aconsejando a sus candidatos tomar distancia de la retórica electoral de Trump, para al menos luchar por el Capitolio sin el lastre de las polémicas del magnate neoyorquino.
Según un reportaje de la cadena CNN, varios aspirantes a senadores admiten que no tendrán muchas opciones si Trump pierde por 10 o más puntos en los estados clave, por eso le exigen al candidato republicano que enderece el rumbo de aquí a noviembre.
Para estos líderes republicanos, hay tiempo para arreglar el asunto, pues a la demócrata Hillary Clinton tampoco le va muy bien en las encuestas de popularidad, debido, entre otras razones, a que su victoria significaría más de lo mismo.
Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Congreso, admitió hace dos semanas que la idea es delimitar las contiendas, y que cada cual se enfoque en lo suyo, sea la lucha por la Casa Blanca o por una bancada en el Capitolio.
A su vez, el excandidato presidencial John McCain aconsejó al compañero de fórmula de Trump, Mike Pence, concentrarse en sus rivales demócratas y abandonar las escaramuzas con correligionarios y sus ataques a la comunidad musulmana.
La élite republicana de la política exterior alerta del peligro de Trump
Cincuenta ex altos cargos dicen que su candidato “pondría en riesgo la seguridad nacional y el bienestar del país”
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MARC BASSETS
Washington 9 AGO 2016 - 05:12 CEST
Donald Trump, tras pronunciar el discurso sobre política económica de este lunes.
Donald Trump, tras pronunciar el discurso sobre política económica de este lunes. AP
Medio centenar de altos cargos en varias administraciones republicanas dijeron este lunes en una carta pública que una presidencia de Donald Trump “pondría en riesgo la seguridad nacional y el bienestar del país”. Trump “carece del temperamento” para ocupar el cargo, y "sería un presidente peligroso”, "el más temerario de la historia americana", se lee en la carta. Entre los firmantes, se cuentan algunas de las figuras más notables del establishment de defensa y seguridad de la primera potencia mundial.
La advertencia sobre la amenaza de Trump es insólita. Sobre todo viniendo de quien viene: republicanos que participaron en las decisiones más graves —y en algunos de los errores más sonados, como la guerra de Irak— desde la Administración de Richard Nixon en los años setenta hasta la de George W. Bush, en la década pasada. Igualmente inusual es el tono referido al candidato de su partido en unas elecciones presidenciales. “Ninguno de nosotros votará a Donald Trump”, dicen. Tampoco revelan si optarán por su oponente, la demócrata Hillary Clinton.
La lista incluye al exjefe de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Michael Hayden; al exdirector nacional de inteligencia, John Negroponte; los exsecretarios del Interior, Michael Chertoff y Tom Ridge; y al exvicesecretario de Estado, Robert Zoellick, entre otros. Los 50 firmantes integran la élite de la seguridad y las relaciones internacionales en Washington, la constelación de altos funcionarios y expertos necesarios para poner en marcha cualquier administración. El equipo de asesores de Trump en política exterior es reducido y no cuenta con ninguna personalidad de referencia.
Trump, según los firmantes, “carece de autocontrol y actúa de forma impetuosa". "No puede tolerar las críticas personales. Ha alarmado a nuestros aliados más cercanos con su comportamiento errático", añaden. "Todo esto son cualidades peligrosas para un individuo que aspira a ser presidente y comandante en jefe, que comandará el arsenal nuclear de EE UU”.
La carta es una prueba más del cisma entre Trump y el establishment republicano. La familia Bush —los presidentes George H.W. y George W.— ha dado la espalda al candidato de su partido. Tan significativa es la lista de firmantes como la de los ausentes. No están ni los exsecretarios de Estado republicanos Colin Powell ni Condoleezza Rice. Tampoco los veteranos Henry Kissinger ni James Baker, que hace unos meses se reunieron con Trump por separado. El silencio de los pesos pesados no excluye una futura toma de posición.
LA SENADORA REPUBLICANA COLLINS, CONTRA TRUMP
La republicana Susan Collins, senadora por el estado de Maine, en Nueva Inglaterra, anunció este lunes en un artículo en The Washington Post que no votará al candidato de su partido, Donald Trump.
Collins alude en el artículo a las repetidas ofensas de Trump para justificar su decisión. Y cita las burlas a un periodista con una discapacidad física, sus críticas a un juez por su origen mexicano y sus ataques a la familia de un soldado caído en Irak.
En otras elecciones ocurría que un senador aislado se opusiese al candidato del propio partido. Con Trump empiezan a ser unos cuantos. Los senadores Ben Sasse, de Nebraska, Mark Kirk, de Illinois, y Lindsay Graham, de Carolina del Sur, ya han abandonado el barco. También dos miembros de la Cámara de Representantes, Mark Hanna, de Nueva York, y Scott Ringell, de Virginia.
El anuncio de Collins, adscrita al ala moderada del partido, es otro revés a los intentos del candidato, más o menos sinceros, de unir al partido, un proceso que, según todos los manuales, es imprescindible para ganar las elecciones presidenciales.
Revelan las ‘excusas’ que usó Donald Trump para no ir a la Guerra de Vietnam y lo llaman ‘Cobarde’
Por Alfonso Peña
Los ataques de Donald Trump a los padres musulmanes de una soldado americano condecorado y muerto en Irak, encendieron la llama del escrutinio público a su “servicio militar”, del cual se zafó “milagrosamente” durante la guerra de Vietnam
Las críticas del candidato republicano a la presidencia dirigidas a Khizr y Ghazala Khan, quienes subieron al escenario en la convención demócrata donde se eligió a la candidata de ese partido, preocupó a los republicanos e hicieron que todos se acordaran del pasado militar de Trump.
Los archivos que determinan cómo Trump evitó ser llamado para ir a Vietna, fueron destruidos después de la guerra, pero el diario Daily News publicó una investigación de Ginger Adams Otis, Reuven Blau y Nancy Dillon, quienes encontraron que el candidato hizo múltiples maniobras para evitar ser llamado a la guerra.
Proveniente de una familia rica, Trump logró que se le aceptaran aplazamientos por sus estudios, en julio de 1964, enero de 1966, diciembre de 1966 y enero de 1968. Finalmente presentó una orden médica que le impedía realizar su servicio. En esta se establecía que padecía de un espolón de hueso en los talones.
El diario Daily News tituló su portada como “G.I. Joke (broma)”. Lo llama “soldado de juguete”. También ilustran cómo sus actividades deportivas eran muchas y heróicas para alguien que tuviera ese problema en los pies.
Trump causó indignación también cuando hace un año dijo que el Senador John McCain, quien fue derribado como piloto de la marina, no era un héroe por haber sido capturado.
En ese tiempo, mientras McCain sufría de enfermedades, desnutrición y muchas heridas en una prisión vietnamita, Trump vivía glamorosamente en Estados Unidos. Y aquí se muestra una imagen de cuando fue hecho prisionero en Vietnam:
Trump ha dicho que tuvo suerte en no ir a la guerra porque el número que le tocó no le demandó acudir, pero la verdad es otra. Su expediente sugiere otra cosa, reporta el periódico New York Times:
“El señor Trump fue exento por más de un año cuando empezó el sorteo de la lotería en diciembre de 1969 por cuestiones médicas, mucho antes de recibir su ‘fenomenal’ número de sorteo”, dice el periódico en un artículo publicado el lunes.
El periódico cita a un portavoz del Sistema de Selección para el Servicio, quien dice que el número de la lotería sería irrelevante si tenía una disculpa médica.
“Si no tenías una razón para estar exento o posponerlo, se te ordenaría el servicio”, dijo Richard Flahavan.
Según el diario, Trump estaba clasificado como 1-Y, lo que se consideraba como una exención temporal, que en la práctica resultaría solamente en considerarlo para el servicio en caso de una emergencia nacional o de una declaración de guerra oficial, la cual evitó Estados Unidos en la guerra de Vietnam.
El diario estadounidense también dice que Trump no podía recordar exactamente cuándo se le quitaron los espolones causados por una calcificación en el talón, pero que nunca tuvo una operación por ese problema.
“Con el tiempo se curó”, dice el periódico, citando a Trump. También apunta que Trump jugaba squash, futbol y tenis en la preparatoria y que jugaba al golf en Wharton. En enero pasado, su médico de cabecera, Harold Bornstein, anunció que el señor Trump “no tuvo problemas médicos significantes” a lo largo de cuatro décadas y que, si era electo, “será el individuo más sano nunca electo para la presidencia”.
Desde que el señor Khan criticó públicamente a Trump en la convención demócrata, diciendo que Trump nunca “ha sacrificado nada por nadie”, el candidato republicano ha sido presionado al respecto.
Trump contestó rechazando las críticas y respondió que habia hecho “un montón de sacrificios” y agregó que trabaja “muy, muy duro”.
El biógrafo de Trump, Wayne Barrett, dijo: “Dudo que fuera un tema médico serio. Para ese tiempo, él era un atleta activo. Nunca escuché de ningún problema en los pies”. El escritor señaló la importancia de que la familia tuviera gran poder e influencia: “Parece que estaba activo para encontrar alguna justificación para evadir”
Entre broma y broma: Trump sugiere a sus seguidores que le disparen a Hillary
Donald Trump dio un discurso polémico de aquellos que se le facilitan tanto. En esta ocasión, mientras hablaba en un rally en Wilmington, North Carolina, el candidato republicano hizo un comentario en contra de Hillary Clinton con el que parece haberse pasado de la raya.
Ante la iniciativa de campaña de la candidata demócrata, que plantea abolir la Segunda Enmienda, un derecho constitucional que permite a todo estadounidense poseer armas de fuego, Trump dijo lo siguiente:
“Hillary quiere abolir, esencialmente abolir la Segunda Enmienda. Por cierto, en caso que ella pueda elegir, si puede elegir a sus jueces, no hay nada que puedan hacer, amigos. Aunque la gente de la Segunda Enmienda tal vez sí, no lo sé”.
¿En serio dijo eso? En un chascarrillo muy subido de tono y poco sutil, Donald Trump implicó un posible atentado contra Clinton —o los jueces encargados de deliberar la propuesta— por parte de los defensores de las armas en Estados Unidos.
Donald Trump fracasa en el intento de contener la disidencia republicana
Pesos pesados del partidos abandonan al candidato y le acusan de ser un peligro para Estados Unidos
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MARC BASSETS
Washington 10 AGO 2016 - 18:13 CEST
Trump en Carolina del Norte
Trump en Carolina del Norte ERIC THAYER REUTERS
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Donald Trump fails to contain growing Republican Party rebellion
La soledad de Donald Trump en la cumbre del Partido Republicano se hace cada día más visible. Trump, candidato a las elecciones presidenciales de noviembre frente a la demócrata Hillary Clinton, cuenta con el respaldo de los millones de votantes que le eligieron en las primarias, pero no logra unir a las élites del partido. Esta semana, una senadora de peso, Susan Collins, y 50 ex altos cargos en el ámbito de la seguridad y la defensa han cuestionado la capacidad del empresario neoyorquino para ser presidente de EE UU.
Trump es el líder efectivo del Partido Republicano desde que en julio la convención de Cleveland (Ohio) lo proclamó candidato a la Casa Blanca. En Cleveland los delegados republicanos cerraron filas con él y algunas de las figuras más prominentes del partido subieron al estrado para defenderle. Así lo hicieron, aunque sin entusiasmo, el speaker o presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, y el otro jefe republicano de Washington, el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell.
Pero ya entonces, la ausencia de los presidentes republicanos vivos (los Bush, George Herbert Walker y George Walker), de los últimos dos candidatos republicanos a la presidencia (John McCain y Mitt Romney) y del gobernador del Estado anfitrión de la convención, John Kasich, fue una señal de las dificultades del magnate neoyorquino para unir al partido. Su principal rival en las primarias, el senador por Texas Ted Cruz, salió abucheado de la convención tras negarse a apoyarle.
Desde entonces, todo ha empeorado para Donald Trump. Ha caído en los sondeos. Ha desoído los consejos y ha renunciado a adoptar un tono más presidencial. Ha perseverado en su método de campaña basado en insultos y ofensas, en destrozar lo que él llama la corrección política. Y en paralelo ha visto cómo las filas de la disidencia interna crecían.
La carta publicada por 50 ex altos cargos de seguridad nacional en todas las Administraciones del Partido Republicano desde la de Richard Nixon en los años sesenta y setenta del siglo pasado, y el artículo de la senadora republicana por Maine, Susan Collins, repudiando a Trump, son un golpe doble. El lenguaje de los dos textos es muy parecido. Ambos descalifican el temperamento de Trump para ser comandante en jefe.
Senadores en contra
La senadora Collins, adscrita al ala moderada, cita las burlas de Trump a un periodista con una discapacidad física, sus ataques a un juez por su origen mexicano y las críticas a la familia de un soldado estadounidense musulmán caído en Irak. Sostiene que Trump “no es merecedor” de ser el presidente del país y expresa el temor de que su actitud irreflexiva y la ignorancia de sus comentarios “hagan que un mundo peligroso todavía lo sea más”. Concluye que Trump deshonra las tradiciones del Partido Republicano y, por tanto, ella no se ve obliga a apoyarlo en noviembre. Collins es la cuarta senadora en anunciar que no votará a Trump. En total, son una decena de republicanos en el Senado los que se han reservado la decisión final.
Los 50 firmantes de la carta divulgada el lunes —entre ellos, el exdirector de la CIA Michael Hayden y los exsecretarios de Interior Michael Chertoff y Tom Ridge— advierten de que Trump “sería un presidente peligroso”, “el más temerario de la historia americana”.
Son acusaciones graves dirigidas al candidato a la Casa Blanca de uno de los grandes partidos. Y lo son más teniendo en cuenta que quienes las formulan son muchas de las cabezas pensantes y de las primeras espadas de su propio partido; quienes, en condiciones normales, hoy estarían ayudando a su candidato a preparar la transición a la presidencia y el programa de gobierno.
A Trump le ha dado la espalda el complejo de seguridad nacional, el deep state o estado profundo, la red de expertos, altos funcionarios, grandes espías y políticos que garantizan la continuidad de la política exterior y de defensa de la primera mundial.
Insubordinación militar
En caso de victoria en noviembre, Trump tendrá que reconciliarse este grupo, o Estados Unidos podría entrar en una dimensión desconocida, incluso en un conflicto entre el poder político y el militar. En febrero pasado, Hayden, el exjefe de la CIA, dijo que las fuerzas armadas de Estados Unidos podrían desobedecer algunas órdenes de un presidente Trump, como la de matar a familiares de sospechosos de terrorismo, como sugirió el candidato en campaña. “No estás obligado a obedecer órdenes ilegales”, dijo.
No todos estos republicanos votarán a Hillary Clinton, pero su lenguaje contra Trump es tan o más duro que el que emplean los demócratas. Es en ámbitos tradicionalmente conservadores —desde columnistas de referencia de la derecha como George Will a laboratorios de ideas como el American Enterprise Institute— donde se escuchan algunos de los reproches más agrios al candidato republicano. Un artículo en la revista neoconservadora The Weekly Standard, publicado esta semana, compara al speaker Ryan, la gran esperanza de los conservadores que finalmente se ha plegado a Trump, con el mariscal Pétain, el militar francés laureado en la Primera Guerra Mundial que acabó sometiéndose a Adolf Hitler.
Clinton a la cabeza de las elecciones presidenciales de EEUU
La encuesta nacional Bloomberg colocó a Clinton con un respaldo de 50 por ciento entre los estadunidenses registrados para votar, en tanto que el abanderado republicano apareció seis puntos atrás con 44 por ciento, una ventaja menos reducida de la que han mostrado otros sondeos.
por Agencias el Miércoles 10 de agosto de 2016 - 05:13:37
La candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, mantienen el repunte generado tras la convención demócrata y continúa al frente de las preferencias electorales sobre Donald Trump, quien parece estar pagando por primera vez el costo político de las controversias que ha generado.
Empero en un escenario con los otros dos aspirantes presidenciales, el libertario Gary Johnson y la doctora Jill Stein, del Partido Verde, la ventaja de Clinton se redujo a 44 por ciento contra 40 para Trump, en tanto que el apoyo al primero es de 9.0 y para la segunda de 4.0 por ciento.
Sin embargo, Ann Keizer, de la firma Zeizer & Co que fue responsable de conducir el sondeo, hizo notar que Clinton ha logrado mantener el impulso ganado en Filadelfia a pesar que han pasado ya casi tres semanas desde la convención.
“La pregunta que sigue después del rebote de la convención es que tanto se mantendrá conforme el entusiasmo del evento desaparece. Para Clinton la contienda esta lejos de definirse pero ella se encuentra en un terreno solido”, indicó.
El sondeo mostró un mayoritario malestar hacia Trump derivado de sus críticas contra los padres musulmanes de un soldado estadunidense que resultó muerto en combate en Irak en el 2004.
Un 56 por ciento se dijeron bastantes molestos por las palabras del millonario contra los padres del capitán Huyamon Khan y casi la mitad señalaron en particular la afirmación de Trump que él también ha hecho sacrificios en sus negocios, para refutar el dicho del padre, Khizr Khan, de no haber sacrificado nada en su vida.
Clinton continuó además siendo vista como mejor capacitada que Trump para desempeñar la presidencia, y con la experiencia para conducir mejor la política exterior de Estados Unidos y pelear a favor de la clase media.
De igual manera un 56 por ciento dijo que la exsecretaria de Estado tiene el temperamento indicado para ocupar la presidencia contra 31 por ciento que para Trump.
El sondeo mostró además una baja en el entusiasmo de los jóvenes para votar en esta elección después de la derrota de Bernie Sanders, sugiriendo que Clinton tiene aún mucho que hacer para atraer a su columna a este importante segmento del electorado.
En contraste con el 60 por ciento que declaró su intención de votar cuando Sanders se mantenía todavía en la pelea interna por la nominación demócrata, el porcentaje de aquellos menores de 35 años que se pronunciaron así ahora fue de 46 por ciento.
La encuesta fue conducida del 5 al 7 de agosto entre mil siete adultos y presenta un margen de error de 3.6 por ciento.