Brenda salío alterada de la consulta. ¿Qué sucede? (Pregunté preocupada). El doctor me dió de alta (respondío mientras se pasaba las manos sobre el cabello desesperadamente). No me quiero ír (añadió). De pronto se alejo de mí. Caminando apresuradamente se dirigió a unas ventanas que estaban al fondo. Las quebró con los puños. Tomó un pedazo de vidrio y se corto las venas en ambas manos. La movilización no se hizó esperar. Los enfermeros la sujetarón, mientras traían una camilla. Sabía que esto iba a ocasionar que Brenda estuvierá interna por más tiempo, además sería aislada. No entendía porque lo había hecho, no me lo explicaba. Brenda ha creado una codependencia al hospital (me respondió la enfermera, cuando me conducía a mí habitación). Ella quiere estar aquí, se siente tranquila, feliz, mejor que en su casa. Pero esto Martha, no es su casa. Procura permanecer el menos tiempo posible en este lugar y no estreches lazos afectivos. Estan aquí para recuperarse, pero su vida esta allá afuera, detrás de estas paredes. Una vez que la Enfermera hizó la revisión de rutina, se marcho de allí, cerrando la puerta con doble llave como siempre. Me recoste en mi cama, reflexionando a la vez lo que acababa de decirme y pensé "podría quedarme aquí eternamente, lejos del bullicio, de los problemas del día, lejos de la sociedad entera. Me siento tan tranquila, tan segura. Qué más le puedo pedir a la vida". Luego pensé en mi familia, en mis amigos, en todas las personas que conocía y que me demostraban su cariño. "No, no es aquí donde debo estar. La vida esta allá afuera, esperandome con las alas abiertas".
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