Debido a una corriente exageradamente feminista desde hace unos 20 años muchas Mujeres se han dedicado a imitar y a competir con los hombres, tanto en el terreno laboral como en el social y en el terreno deportivo, lo cual ha generado un fenómeno socio-sanitario bastante curioso.
Por ejemplo en el basquetbol existen 60% más mujeres lesionadas que hombres, y con lesiones más considerables, “simplemente” por la diferencia de la fisonomía entre los géneros: ese deporte se “diseñó” por y para hombres y nadie les ha dicho a las Mujeres que tienen obligación de practicarlo; o como en el box, en el que Ellas tienen que usar protectores para sus senos; o el futbol, en el que pueden provocar cáncer en sus senos por parar la pelota con ellos; y como este ejemplo hay muchos deportes y otros ámbitos en los que Ellas literalmente “hacen el ridículo” “simplemente” por pretender igualarse con el género masculino.
Por otro lado hay muchos deportes y puestos laborales que parecen “diseñados” especialmente para Ellas, como el ballet acuático, el puesto de secretaria, la gimnasia rítmica, la licenciatura en trabajo social, el puesto de asistente ejecutiva, la gimnasia artística y el patinaje artístico entre otros, en los cuales a ningún Hombre se le ha ocurrido competir con Ellas por la sencilla razón de que Ellas se ven fascinantes y deslumbrantes con su belleza, con su femineidad, con su glamur, con su delicadeza y con su coquetería, propios y casi exclusivos de Ellas.
Debemos señalar que Hombres y Mujeres somos iguales en cuanto a dignidad y en cuanto a derechos; diferentes en cuanto a nuestro cuerpo y en cuanto a nuestras obligaciones y nuestras funciones sociales; y complementarios en cuanto a que debemos servirnos mutuamente mediante nuestras diferencias genéricas.
Por eso te pido a Ti Mujer: baila conmigo, no compitas conmigo. Si aprovechamos esas diferencias para bailar, y no para competir, ambos vamos a salir beneficiados, no vamos a hacer ridículos ante la sociedad y vamos a complementar nuestra vida. Cuando "bailamos", Hombres y Mujeres ejecutamos, cada uno nuestras propias funciones y obligaciones sociales y familiares, nos sincronizamos, y, en fin, hacemos obras de arte con nuestras vidas, damos un buen “espectáculo” y ambos recibimos aplausos de nuestros espectadores.
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