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Focos Rojos

MensajePublicado: May 07 2014    Título: Focos Rojos
Jorgeluisram | | Invitado

Primero Siria y Michoacán, luego Venezuela y Ucrania y ahora Nigeria; desde hace 20 años el calentamiento global gradual; desde hace 60 años el surgimiento de cada vez más imperios monopólicos a nivel mundial y la expansión del imperialismo; la infiltración del mal (paganismo, hedonismo y frivolidad) en la Misma Iglesia; la proliferación de las sectas protestantes (más de 2,800); la expansión del paganismo, del hedonismo y de la frivolidad también fuera de La Iglesia; la práctica de la apoteosis masiva de cantantes, actores y deportistas (nuevos ídolos); la apoteosis de la misma ciencia, de la frivolidad y del placer corporal; el inmenso abismo forjado entre los sueldos y prestaciones de los trabajadores comunes y normales y los políticos y funcionarios públicos de primer y segundo nivel; la despreocupación generalizada con respecto del aborto y del s*xual; explosiones, terrorismo, terremotos, inundaciones, tornados, pandemias, etc., etc., etc.
¡¿No te parecen suficientes focos rojos para decidirte a voltear a ver a Dios y cumplir su Voluntad, antes de que la “situación” empeore?!
¿Por qué no le hacemos caso a Dios y tiramos las redes a la derecha?
Nos dice Jesucristo en su Evangelio, versión San Juan, capítulo 21:
5. «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.»
6. Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.

Y es lo que La Iglesia Católica viene haciendo desde hace 2,000 años, por eso tiene más peces (1,400 millones) que cualquier denominación religiosa y que cualquier doctrina filosófica, aunque eso no es suficiente porque solo 200 o 300 millones de esos 1,400 vivimos sin frivolidad, sin hedonismo y sin paganismo nuestra Fe Católica. Además cada quién quiere hacer su propia voluntad: los protestantes atacar a La Iglesia, al Papa y a La virgen y engañar a la gente con interpretaciones erróneas de La Biblia; los científicos paganos o ateos y los filósofos agnósticos ignorar a Dios y a sus designios; los políticos preocuparse por su sueldo y prestaciones súper magníficos y por su partido político; y en general la humanidad dejarse llevar por el hedonismo, por el paganismo y por la frivolidad, por la idolatría y por el agnosticismo; esto significa que esos 200 o 300 millones de católicos llevamos a cuestas el lastre de los 6,800 millones de hombres que no acatan la Voluntad de Dios, que lo soslayan, lo ignoran y lo atacan, que se creen superiores a Él, etc.

El Papa Benedicto XVI ya nos puso el ejemplo al decidir dedicarse al 100% a la oración y a la adoración de Dios, prácticamente está haciendo lo que hacen las “Monjitas” contemplativas: ayuno, oración y contemplación para reparar los pecados de la humanidad, y no solo los propios.

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MensajePublicado: May 19 2014    Título:
Incredulo | | Invitado

Cita:
El Papa Benedicto XVI ya nos puso el ejemplo al decidir dedicarse al 100% a la oración y a la adoración de Dios, prácticamente está haciendo lo que hacen las “Monjitas” contemplativas: ayuno, oración y contemplación para reparar los pecados de la humanidad, y no solo los propios.


Pues muy bien. Debes de rezar el padrenuestro y esperar que dios te de el pan de cada día. Si tienes trabajo reza con auténtica devoción y verás como se hace por si solo.
El hambre del mundo, las injusticias, las guerras...todo tiene solución con la vida contemplativa..
Y si alguien está robando tu coche delante de ti no le digas nada ni lo persigas, dejalo correr, dios lo castigará en la otra vida.

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MensajePublicado: May 19 2014    Título:
Jorgeluisram | | Invitado

La causa primera y esencial de todos los males en el Mundo.

En muchas ocasiones le echamos la culpa a Dios por muchas cosas malas que pasan en el mundo, cosas que Él permite, aunque no le agraden y aunque vayan en contra de su infinita bondad, de su infinita justicia y de su infinita misericordia; por ejemplo: el hambre mundial, las pestes o pandemias, los genocidios, las guerras, etcétera.

Sin embargo hay que tener en cuenta que en el plan original de Dios no íbamos a morir (teníamos el don de Inmortalidad), no íbamos a enfermarnos ni a cansarnos ni a sentir dolor físico ni moral (teníamos el don de Impasibilidad o Inmunidad), íbamos a tener dominio competo sobre nuestras pasiones (teníamos el don de Integridad), e íbamos a aprender las cosas con la primera experiencia que tuviéramos con ellas (teníamos el don de Ciencia). Estos dones se conocen como preternaturales y los perdimos, junto con la amistad completa que teníamos con Dios debido al primer pecado que cometieron Adán y Eva, y cuyas consecuencias nos heredaron por naturaleza –no nos heredaron el pecado en sí, nos heredaron las consecuencias de ese pecado por la lógica transmisión de su naturaleza a nosotros que somos sus hijos –, por eso el pecado de desobediencia de nuestros primeros padres, o Pecado Original es la causa primera y esencial de todos los males en el Mundo. Sin los dones de la Integridad y de la ciencia nos convertimos en unos egoístas, perezosos, recelosos, convenencieros y maliciosos, entre muchos otros defectos, y sin los dones de la inmortalidad y de la inmunidad las consecuencias son obvias y saltan a la vista: nos enfermamos, somos frágiles y sufrimos bastante, física y moralmente. Sin embargo, a pesar del deterioro de nuestra naturaleza, no perdimos la Libertad, que es con lo que podemos y debemos ganarnos el Cielo, que es el Fin Último de nuestra existencia, lo único que debemos hacer como consecuencia de ese pecado es trabajar más arduamente para lograrlo; por otro lado con la Redención que llevó a cabo Jesucristo recuperamos la amistad con Dios y adquirimos gracias y dones mejores que los que hubiéramos tenido si no hubiéramos cometido el pecado original, tales como la Filiación Divina y la permanencia de Dios en la Eucaristía.

Por otro lado podemos preguntarnos: ¿Sabe Dios lo que voy a hacer mañana o la próxima semana? Y sí lo sabe, entonces, ¿no es igual que tener que hacerlo irremediablemente? Si Dios sabe que el Domingo iré a ver una película, ¿cómo puedo elegir no hacerlo? Esa duda nace de confundir a Dios conocedor con Dios causante. Que Dios sepa que iré a ver una película NO es la causa que me hace ir, o al revés, es mi decisión de ir al cine lo que produce la ocasión de que Dios lo sepa. El hecho de que el meteorólogo sepa que lloverá mañana, no causa la lluvia, es al revés: la condición indispensable de que mañana va a llover proporciona al meteorólogo la ocasión de saberlo. Por otro lado, por la misma libertad que Él me dio, Dios no puede saber con certeza que voy a lograr una cosa que yo me he propuesto hacer (aunque Él conozca mis pensamientos e intenciones), por dos razones: primero porque esa misma libertad me permite cambiar de opinión antes de llevar a cabo la tarea que originalmente me propuse hacer, y segundo porque esa misma libertad que me dio también se la dio a mis semejantes y cualquiera de ellos podría (intencionalmente o de forma involuntaria) desviarme del camino para lograr el cumplimiento de dicha tarea. Maravillosamente, pero también impresionante y terriblemente, debido a la misma Libertad que Dios nos ha dado, los Seres Humanos somos las únicas creaturas que podemos ponerle “zancadilla” a los planes de Él, pero por ventura de su misma gracia también podemos aceptar y colaborar con esos planes. Por poner un ejemplo digamos que María tiene 3 años de edad y que Dios ha pensado en ella para que sea una doctora pero a un individuo se le ocurre matarla antes de que termine su licenciatura, entonces ese individuo ha impedido ese plan que Dios tenía con respecto de esa niña, ya que nunca llegará a ser doctora; a pesar de todo su Poder en ese caso Dios no puede hacer nada debido a que Él no se contradice dándonos la libertad y luego quitándonosla.

Siendo estrictos teológicamente es importante agregar que, rigurosamente hablando, Dios es la Causa de todo lo que sucede. Dios es, por naturaleza, la Primera Causa de todo. Esto quiere decir que nada existe y nada sucede que no tenga su origen en el infinito Poder de Dios (incluso Él creó al diablo y lo mantiene en la existencia), pero Éste es el Origen Primero, no el origen inmediato de las cosas, por ejemplo: el origen inmediato de la combustión es el fuego, mientras que el Origen Primero es Dios; y el origen inmediato de una vasija artesanal es el alfarero que la fabricó, pero el Origen primero es Dios; así mismo nosotros somos responsables de ser el origen inmediato de nuestros actos aunque Dios sea el Origen Primero de ellos. No es importante entrar aquí en la cuestión filosófica de la causalidad, es bastante con saber que ni la Divina Providencia (el Poder de Dios de mantener las cosas en la existencia), ni la existencia misma de Dios nos impiden ni nos obligan a hacer lo que nosotros libremente decidimos hacer, porque en eso consiste precisamente nuestra libertad: en que nosotros podamos tomar nuestras propias decisiones y ponerlas en práctica; esa causalidad solo limita nuestra libertad pero no la obstruye ni mucho menos la anula; lo único que realmente limita nuestra libertad es la misma naturaleza humana, los Ángeles (y todos los coros celestiales) tienen una libertad más perfecta que los hombres porque no dependen de un cuerpo humano como nosotros, el hecho de que sean espíritus puros les da muchas ventajas sobre los humanos.

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MensajePublicado: May 19 2014    Título:
Incredulo | | Invitado

A un intelectual cristiano
Autor: Carlos Saura Garre

Usted es una de esas personas especiales: alto nivel intelectual, brillante preparación universitaria, un bagaje cultural todo terreno, investigador inagotable cuando lo necesita, especialista en temas religiosos, bien informado de lo que se cuece en las tribus incrédulas, escritor que domina el arte de la comunicación, autor de numerosos libros, colaborador asiduo en medios de comunicación, conferenciante prestigioso, y algún etcétera más que añadir a su larga e interesante carrera.

Me ha sido preciso comenzar con su currículum, que no tiene por qué coincidir exactamente con el de cada uno de ustedes, por una razón obvia: enfrentarlo (ponerlo en frente de) a sus creencias religiosas, que es el objetivo de esta carta. Pero debo aclararle que no tengo nada contra lo fundamental: la existencia de DIOS. A pesar de que no haya ninguna evidencia al respecto, sí que existen ciertas razones, de más o menos envergadura, para que usted considere a la divinidad como objeto de su conocimiento y de sus afectos. Esa creencia no tiene por qué entrar necesariamente en oposición con su inteligencia, su racionalidad o su sentido común. Ahí está el Universo, gritando a voz en cuello que busquemos respuestas, y tiene cierto sentido el hecho de que tantos humanos lleguen a una conclusión religiosa, a pesar de lo que argumentara, tiempo ha, el quisquilloso Paul Hienrich Dietrich, barón Von Holbah.

Pero es muy revelador, para mí, por supuesto, pero también para, digamos, un sociólogo o un psicólogo, quizás un antropólogo, el hecho de que todas las ideas religiosas estén asociadas a circunstancias extraordinarias, todas ellas milagrosas y desorbitadas, como si en aquellos tiempos eso de superar las leyes de la naturaleza fuese una rutina de andar por casa. Vistas así las cosas, algo que cualquiera ve, incluso usted, y tratando de esquivarlas, los mismos creyentes ilustrados intentan "profundizar" en esas aparatosidades a base de darles vueltas y vueltas. Entre los cristianos, por solo poner un par de ejemplos que he leído, el Equipo "Cahiers Evangile" en uno de sus cuadernos, o las sesudas reflexiones de Jesús Peláez en "Los milagros de Jesús en los evangelios sinópticos". El resultado, desafortunadamente, no cambia la realidad: demasiada intervención sobrenatural.

Ahora bien, ¿qué sería de una religión que no tuviera tradiciones extravagantes? Todas las tienen, incluso las más modernas, como la del señor Smith, el norteamericano de los mormones (1830), o la del señor Moon, el coreano (1952), por poner dos ejemplos. Aunque estos andan en el ámbito cristiano, lo cierto es que todos los fundadores dicen haber recibido una misión de Lo Alto mediante apariciones más o menos divinas. Recuerde a Zoroastro, a Moisés, a Nadak, a Viracocha o a Mahoma. Y todas las religiones, sin excepción, cuentan historias extraordinarias acerca de sus fundadores, extraordinarias y rocambolescas, es decir, increíbles. Parece como si las religiones tuvieran forzosamente que prescindir del sentido común, de lo razonable, de la sensatez, para que todos vean que tienen un origen sobrenatural. No falta una cierta lógica: Para presentarnos como voceros e intermediarios de la divinidad no tenemos más remedio que ofrecer a la gente unas credenciales que excedan de los límites de la normalidad.

Continuará

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