“¡Levántate, resplandece, Jerusalén (Iglesia Católica), que llega tu luz (Jesucristo); la gloria del Señor alborea sobre Ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos, pero sobre ti resplandece el Señor, su gloria se manifiesta sobre ti. Caminarán los pueblos a tu luz y los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta la vista en torno, mira: todos ellos se han reunido, vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces te verás radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos y de dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.”
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