A mí (soy católico) me molestan mucho los cohetones a cualquier hora, pero desde luego que estoy de acuerdo que más en la madrugada. Lo hacen a modo de "alba", de "mañanitas" a la advocación de Cristo o de la virgen que festejen o al santo que se celebre. Además, cuando está de visita la imagen zapopana y algunas otras que últimamente visitan templos, capillas y parroquias. Ya me he quejado de ellos, y hasta empleados de las instituciones eclesiales me dan la razón, pero dicen, dicen ellos, que los sacerdotes comentan que muchos feligreses de los que organizan las fiestas solamente colaboran y participan, siempre y cuando se truenen los cohetes, porque es "alegría, una tradición que no puede faltar" y cosas absurdas por el estilo, sin importarles el principal mandamiento de quien dicen seguir: el amor a los demás (incluidos quienes no pensamos como ellos, que somos la mayoría por lo que he platicado con más gente).
Sin embargo, profundizando mis indagaciones, he constatado que todo depende de los párrocos o encargados de cada templo: porque cuando los cambian y llega alguno a quien no le gusta la tronata (que son los menos), deja de haber, y viceversa.
Lo que sigo sin entender es por qué la autoridad lo permite, se supone que hay reglamentos municipales que lo prohiben.
Saludos.
Y se aproxima una docena de días de numerosos estallidos a diversas horas y en muchos templos: del 1 al 12 de diciembre, pues el 8 se celebra a la Inmaculada; el 9 a San Juan Diego, y el 12 a la Virgen de Guadalupe. En todo ese relajo de cohetes se reflejan los triduos y novenarios por esas fiestas, prácticamente por todos los rumbos del país. Pero, insisto, la autoridad: bien, gracias.
Sí, las exhibiciones de pirotecnia, observando rigurosas medidas de seguridad, son fabulosas, pero es muy distinto la simple tronata de cohetones, sobre todo a las 5, 6 o 7 AM.
Ya estamos finalizando la docena de la pirotecnia desde muy tempranas horas hasta tarde en la mayor parte de este país. ¿Cómo les ha ido por sus rumbos? Por el mío, hasta ahora, solo estallidos lejanos; en los templos cercanos casi no se acostumbran, pero a ver el día 12.