Cuando hablaba del hombre de mi vida no me refería a Diego, ni mucho menos cuando hablaba de mi artista favorito. Mi padre siempre me preguntaba ¿cuales eran mis planes? y uno de ellos era el siempre estar a su lado aunque no se lo decía.
Había escrito mucho, comencé a hacerlo desde niña. A decir verdad, en las letras encontré una de mis mejores compañías.
Pasaba mucho tiempo sola y fue en esa soledad cuando de pronto me encontré con un libro, mi primer libro. A partir de entonces no sólo leía si no que escribía demasiado. Siempre escribí... "Escribí y escribí para no morir" y funcionó.
Puedo decir que siempre escribí para mí porque en mis escritos encontré muchos momentos de reflexión y los seguía encontrando.
A través de la escritura me conocía a mí misma, conocí poco a poco a la mujer en la que me iba convirtiendo y la que más tarde fracasó. Recuerdo con tristeza que mucho tiempo me sentí fracasada, la mayor parte de mi vida hasta ahora. Hoy tengo la capacidad de ver con otros ojos y darme cuenta que lo mío más que fracaso se trataba de aprendizaje. Me costó mucho aprender pero lo que me resistía a conocer, la vida se encargaba de repetirlo. Una y otra vez la misma lección, sólo que con peores consecuencias. "Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma" (Carl Jung)
Así que mi revolución será amarme.
"La escencia de la vida es hacer del dolor un talismán que cura. Una mariposa florece renacida en una fiesta de colores" (Frida Kahlo)
Cuando era niña encontré la pasión por los colores, la música, la lectura, el arte, el cine y el teatro. Entre muchos otros. El hermano de mi bisabuela se convirtió en uno de mis mejores amigos.
A su casa acudían músicos, compositores, mujeres de carpa, entre muchos otros bohemios. Encontré mi fascinación a los labios rojos, el delineador, los perfumes y todo ese ambiente que fluía entre música, cigarrillos, baile y risas. Me encantaba estar allí, me encontraba feliz entre los personajes del tiempo.
Recuerdo que mi mama me regañaba y me obligaba a regresar a la cocina con las mujeres de la casa.
Aquellas notas llegaban hasta el lugar, y mientras aprendía el arte de atrapar a un hombre por el estómago, la pasión dentro de mí crecía al escuchar esas letras.
"Esperando en silencio
que vuelvas de nuevo conmigo
van pasando las horas
y siento que al fin llegarás;
borrarán tus palabras
el tedio fatal de la ausencia,
y al calor de tus besos, podré renacer.
Cuánta falta me has hecho
estas noches de espera incesante,
cuántas cosas se pierden
en una semana sin ti.
Pero a veces quisiera volver
a sentirte tan lejos,
porque nunca te tuve tan cerca de mí"
En el invierno de 2005 perdí a uno de mis mejores amigos: mi tío Jaime, el hermano de mi bisabuela. Su muerte fué el inició de muchos eventos desafortunados.
Llevo en mi memoria muchas de las veladas que pasamos juntos. Siendo una niña, entre las artistas de carpa que me enseñaron mis primeros pasos de mambo. Cuanto esplendor había en aquellas charlas, tal parecía que viajaba por el tiempo.
Más tarde gracias al legado de mi tío, fuí invitada a la casa de un gran compositor. Conocí allí a grandes compositores de la época y algunas cantantes de la carpa.
Fué una noche maravillosa, me sentía feliz e invencible. Fué allí donde supe que podía haber algo más.
