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Todos conocemos el '69', una postura acrobática (pero sin pasarse) que garantiza el placer a las dos partes interesadas. Pero ¿y si te decimos que podría haber algo incluso mejor?
El '68' es una nueva variante del clásico, aunque en este caso no ofrece placer a los dos, sino sólo a uno de los miembros de la pareja. La postura implica que uno de los dos se tumbe en el suelo con las piernas dobladas. La otra persona se tumba en la otra dirección con la cabeza sobre los muslos de su pareja. En el caso de la mujer, ésta debe colocar la v*** sobre la boca de su pareja para, en fin, darle un acceso directo a la zona de acción.
Además, el '68' deja las manos libres para caricias o mastur*ón. Si tu estás encima, es la perfecta opción para aumentar tu disfrute. Y si estás debajo, será una de las mejores maneras de acceder a los genitales de tu pareja de una forma diferente.
Aunque suene fácil, puede no serlo: si es necesario, apóyate sobre los codos para liberar a tu pareja de parte de tu peso corporal. ¡Que comience el espectáculo!
El 69 era hasta hace poco la postura más conocida para el s*xo .. Pero apareció el 68 y rompió todas las barreras que su consecutivo obstaculizaba. El 68 tiene una técnica menos ágil aunque los cuerpos más vigorosos lo tendrán más fácil. Es una posición más egoísta, sí, pero el 42 también lo es. No pasa nada por pensar en uno mismo durante unos minutos, lo bonito está en compartir el tiempo, un toma y daca, un rato cada uno, para hacer disfrutar a la persona con la que estás compartiendo el placer. Tener s*xo satisfactorio no solo mejora las relaciones entre las parejas, sino que además conlleva una serie de ventajas para el cuerpo y la mente.
Más s*xo, menos enfermedades
Mantener s*xo frecuentemente reduce el riesgo de cáncer de próstata. Una investigación publicada en la revista 'British Journal of Urology International' revela que los hombres que eyaculan cuatro o más veces por semana reducen en 30% la posibilidad de un cáncer de próstata. Debido a una elevada frecuencia eyaculatoria, se evitaría el efecto dañino de agentes cancerígenos sobre la próstata. Además, según un estudio de la Universidad del Oeste de Escocia, las endorfinas que se liberan durante el acto ayudan a reducir las hormonas del estrés, además de que presentaban niveles más controlados de presión arterial, lo cual incluso puede ayudar en el tratamiento de la disfunción eréctil.
Si quieres experimentar el 42, debes tomar buena nota de cómo se hace: es más sencillo de lo que piensas, y quizá ya lo has practicado en alguna ocasión. Cierto es que la postura es más cómoda para el disfrute del hombre, pero no incompatible para la mujer. El cambio de roles es esencial para el éxtasis de ambos. El chico se sienta, da igual que sea en el sofá, lateral de la cama o silla, lo importante es estar cómodo y relajarse, inclinado ligeramente hacia delante con los codos apoyados en sus propias piernas mientras ella se pondrá de rodillas en el suelo, también reclinada hacia delante y con las manos puestas en las rodillas, mejor con un cojín, para no hacerte polvo las piernas y que el encuentro sea más placentero.
Mantener s*xo frecuentemente reduce el riesgo de cáncer de próstata
El disfrutará de la boca de su pareja, y solo de la boca. Muchos pensarán que quizá es una postura un poco fría, pero el morbo de jugar con sólamente los labios y la lengua hará que el otro goce al máximo. Una cosa muy importante que debe hacer ella, es mirar hacia arriba mientras juega con los genitales. Ver a tu aman.te mirándote a los ojos le hará perder el control y llegar al clímax rápidamente.
Del 42 al 40 y gozamos los dos
Pero el 42 rompe también ataduras y permite utilizar las manos. Si él está en pleno éxtasis y quiere participar, podrá utilizar sus extremidades para tocar el cuerpo de su pareja y explorar sus zonas erógenas. Si llevas mucho rato inclinado hacia adelante, puedes poner las manos en el suelo y estirar la espalda poniéndote a cuatro patas, simulando un cero, así él, podrá recorrer mejor el cuerpo del otro, rozando, tocando e introduciendo sus manos en las suaves curvas de su aman.te. Muchas posturas con formas numéricas. Está claro que Raffaella Carrà ya lo tenía claro en su canción: “03 03 456, al teléfono espero que llames tú, 03 03 456, al teléfono espero que llames tú y mientras tú, y mientras tú el numero lo sabes. Si quieres tú, si quieres tú te lo repetiré.” La italiana cantaba esto de forma metafórica, no era el 68, ni el 69, pero sabía muy bien a qué se refería… ¡Qué divertido es practicar con los números!
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