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Columnas
Jaime García Elías
OCT
21
2016
Entre veras y bromas
Por Jaime García Elías opinion(0)informador.com.mx
– Reacciones
Hay reacciones que remiten a los analistas —clásicos y contemporáneos— del fenómeno delictivo y de la personalidad del delincuente
Aterran, aunque ya no sorprenden, las reacciones que provocan noticias como la referente a las seis personas que en días pasados fueron encontradas, mutiladas de las manos, en una colonia del oriente de Guadalajara….
-II-
En el caso de las primeras declaraciones del Fiscal General de Jalisco, Eduardo Almaguer Ramírez, en el sentido de que presumiblemente se trata de un “ajuste de cuentas” entre bandas de narcotraficantes, cabe suponer que el funcionario no habló “de memoria”, a partir de que es público y notorio cómo se aplican, de manera sumaria, las sentencias dictadas por las leyes del hampa y su supuesto “código de honor”, sino a partir de las declaraciones iniciales de las víctimas.
De otras reacciones, alternan, casi a partes iguales, las que anticipan el fracaso de las pesquisas de la autoridad con respecto a la autoría —tanto intelectual como material— del crimen, y las que prácticamente aprueban y aun aplauden el episodio.
Las primeras remiten a la experiencia. Pocas veces, en los casos de “ajustes de cuentas” que en nuestro medio y en nuestro tiempo se han vuelto cotidianos, se va más allá de la identificación de las víctimas. En el caso, hay —valga la expresión— la ventaja de que los criminales dejaron vivas a las víctimas. Cabe, por tanto, la posibilidad de que éstas aporten información que permita identificar y eventualmente procesar y sentenciar a sus victimarios.
Las segundas remiten al criterio primitivo de la justicia penal. “Si pensamos —escribió el penalista Fernando Castellanos— en que todo animal ofendido tiende instintivamente a reaccionar, es fácil comprender cómo la primera forma y la primera justificación de lo que hoy llamamos justicia penal debió ser, por la naturaleza misma de las cosas, la venganza”.
-III-
Hay, adicionalmente, reacciones que remiten a los analistas —clásicos y contemporáneos— del fenómeno delictivo y de la personalidad del delincuente. Aquél, por cuanto —según la criminóloga Hilda Marchiori— el delito “representa un fracaso de toda la sociedad —tanto autoridades como ciudadanos—, al no haber podido internar en ella las normas de convivencia y de respeto entre las personas, y de apegarse y respetar la ley”; éste porque sigue vigente, al parecer, la aseveración de Caryl Chessman (un delincuente que se convirtió en su propio abogado y en emblema de la lucha contra la pena de muerte… aunque murió ejecutado en la cámara de gas), en el sentido de que “el delincuente es un fruto perfecto de la sociedad que lo produce”.
Octubre 21 2016 Por: Jaime García Elías
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..delincuentes...fruto perfecto de la sociedad que los produce...
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