Dios no necesita nada de mí (ni de ti). La Iglesia no necesita nada de mí (ni de ti). Todo lo que tú o yo hagamos con respecto de la Ley de Dios o con respecto del Magisterio de La Iglesia es para beneficio tuyo y mío, y aunque también se beneficia La Iglesia debido a la Comunión de los Santos, estrictamente hablando no somos necesarios, ni para La Iglesia ni para la humanidad, lo dice claramente San Lucas, en el capítulo 3, versículo 8: “De las piedras puede sacar Dios Hijos de Abraham”, es cierto que las oraciones y los sacrificios que hacemos por La Iglesia son buenos y útiles, pero, si tú o yo no los hacemos, otras personas las harán. La Voluntad de Dios se llevará a cabo, contigo, sin ti, y a pesar de ti…
Si tuviéramos presencia de Dios, ¿cuántas pecados dejaríamos de cometer?
Cuando tenemos presencia de Dios estamos empezando ya desde aquí nuestra vida en el Cielo, la cual consiste precisamente en estar en su Presencia permanentemente (visión beatífica).
• Es preciso convencerse de que Dios está junto a nosotros de continuo. -Vivimos como si el Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas, y no consideramos que también está siempre a nuestro lado, y está como un Padre amoroso: a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos- ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y perdonando. ¡Cuántas veces hemos hecho desarrugar el ceño de nuestros padres diciéndoles, después de una travesura: ya no lo haré más! -Quizá aquel mismo día volvimos a caer de nuevo...- Y nuestro padre, con fingida dureza en la voz, la cara seria, nos reprende..., a la par que se enternece su corazón, conocedor de nuestra flaqueza, pensando: pobre chico, qué esfuerzos hace para portarse bien ¡Preciso es que nos empapemos, que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor que está junto a nosotros y en los cielos! (San Josemaría Escrivá)
• Si vivimos con presencia de Dios realizamos nuestras actividades y obligaciones con sentido común, las terminamos (aunque nos rinda el cansancio), las acabamos bien..., y nuestras obras agradan a Dios. Si tenemos presencia de Dios, por encima de la tempestad, en nuestra mirada brillará siempre el sol; y, por debajo del oleaje tumultuoso y devastador, reinarán en nuestra alma la calma y la serenidad. (San Josemaría Escrivá).
¿Sabes cómo se conduce un buen cristiano en todos los ámbitos de la vida? ¿Crees que los únicos pecados que existen son matar, robar y mentir, como comúnmente lo piensa la mayoría de las personas y, en general, “la sociedad”? ¿Sabes lo que es un Pecado y por qué un Pecado es malo, no solo para nosotros mismos sino también para la humanidad?
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