Si se separa al judaísmo de los profetas, y al cristianismo tal como fue inculcado por Jesús de todos los agregados posteriores, en especial los de los sacerdotes, subsistiría una doctrina capaz de curar a la humanidad de todas sus enfermedades sociales. Todo individuo de buena voluntad debe intentar, valerosamente, en su medida y en su ambiente, llevar esta doctrina del hombre perfecto a la práctica. Si lo logra sin que lo repudien o prohiban sus contemporáneos, tiene derecho a sentirse satisfecho de sí mismo y de su sociedad. Albert Einstein
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